Santo Domingo.- Aún después de muertas las madres reflejan el más grande amor que una persona puede tener, comentó con voz entrecortada Daisy Féliz, quien perdió a su progenitora en 2001 y más adelante a uno de sus dos hijos y desde entonces, en cada Día de las Madres, no deja de visitar ambas tumbas en el cementerio de la Máximo Gómez.
Al igual que ella, decenas de personas de distintos estratos, a pie, en vehículos de lujo y también destartalados se trasladaron con flores y velones en manos a rendirle tributo a ese ser, irrumpiendo muchas veces en llanto.
El escenario, como de costumbre, fue aprovechado por vendedores de flores para hacer su agosto, comercializando estas a 100 y 150 pesos el paquete; mientras que los velones eran ofertados a 25, 30 y 90 pesos, según el tamaño, y el galón de agua a 20 pesos.
Los que acudieron al cementerio destacaron la limpieza y el cuidado que exhibían los camposantos. Se nota que han hecho un buen trabajo. Reconozco que con frecuencia uno se descuida y no viene a limpiar sus tumbas, pero los empleados del cementerio lo han mantenido limpio, comentó Joaquín Gomera en el cementerio Cristo Redentor.
También abundaron en las ciudades las celebraciones festivas en honor de las madres vivas y las tiendas aún lucían con gran público.