La frase la utilizó el ministro de Economía, Planificación y Desarrollo, con la cual justificó que con el ajuste hecho al déficit fiscal la República Dominicana no tendrá que recurrir al apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI) para la sostenibilidad de las finanzas públicas.
Argumentó otra razón para no firmar un acuerdo con el FMI. Se trata de un ingreso de 550 millones de dólares, provenientes de impuestos a la minera Barrick Gold. Esa inyección de dólares, al cambio por pesos, permitirá al Gobierno hacer un balance ante la caída de los ingresos.
Todavía no queda claro de cuánto fue ese ajuste brutal y cuáles áreas de la vida nacional se quedaron sin recursos para alcanzarlo; y segundo, resulta muy prematuro contar con una solución que se vincula a una suma de dinero que todavía no está disponible.
Indudablemente que los plazos para la economía dominicana están contados. La salida que se ve, con mayor firmeza, es la de seguir ajustando, independientemente de la segunda medida.
¿Podemos confiar en que los planificadores saben lo que dicen? De ser así no necesitamos el apoyo del Fondo Monetario Internacional. De lo contrario, ¿qué haremos si el nivel de endeudamiento no baja como se espera?