Está demostrado que las lluvias son capaces de causar daños importantes, estén o no acompañadas de vientos de potencia sostenida o en ráfagas, como lo demuestran las del día 4 de noviembre del año pasado, que costaron la vida a varias personas y provocaron cuantiosos daños materiales.
El poco tiempo pasado desde aquel viernes de noviembre permite a cualquiera recordar las escasas ráfagas de viento que las acompañaban, si es que hubo alguna de consideración.
Ahora que se acerca la tormenta Franklin y que parece inminente su ingreso al país por la costa suroeste, es bueno tener en cuenta este detalle.
Y también la insistencia de los responsables de los organismos de información, socorro y prevención ante estos fenómenos, sobre los grandes riesgos de inundaciones que se ciernen sobre el país por la cantidad de agua previsible al paso de la tormenta.
Además de un amplio campo nuboso del que se pueden esperar torrenciales aguaceros, el meteoro está acompañado de vientos sostenidos y en ráfagas.
Anoche en el Palacio Nacional, a la cabeza de más de veinte ministerios y direcciones que integran el Centro de Operaciones de Emergencias, el presidente Luis Abinader, dejó ver la disposición del Gobierno en materia preventiva y de asistencia una vez la tormenta haya ingresado al país.
Los que viven en las provincias puestas en alerta, no importa el color, deben dar no sólo muestras de un alto nivel de compromiso para minimizar desgracias, sino de la solidaridad que suele ser requerida en estos casos.
Hasta poco antes de la media noche los pronósticos eran consistentes con ubicar el punto de ingreso del meteoro entre Barahona y Pedernales.
Si se cumplen estas previsiones, la mayor parte de los daños pueden producirse en aquellas comunidades, pero no hay que olvidar que siempre es posible colaborar para que sean mínimos o se limiten al plano material.