El ovario es la gónada de la mujer, segrega hormonas sexuales y contiene ovocitos, el gameto femenino.
Con la ovulación, cada mes, generalmente un solo ovocito es liberado desde la superficie del ovario y captado por la trompa de Falopio. El ovocito recorrerá la trompa en dirección hacia el útero, en ese camino pudiera ser fecundado por un espermatozoide.
En ausencia de gestación los cambios hormonales ováricos actuarán sobre el útero y determinaran la siguiente menstruación.
En el ovario, los ovocitos se encuentran dentro de estructuras células que llamamos folículos donde además tiene lugar la síntesis de hormonas sexuales.
Frecuentes en la edad fértil
Los quistes en el ovario son frecuentes en las mujeres en edad fértil.
Existen distintos tipos de quistes: cistoadenomas, endometriomas, quistes dermoides…. Pero los más comunes son los denominados quistes funcionales, los que se originan como consecuencia de algún fallo en el funcionamiento normal del ovario generalmente en el entorno de la ovulación.
Cada mes tiene lugar la maduración de un folículo que contiene el ovocito que será liberado en la ovulación. Si el folículo no se abre, el óvulo no se puede liberar y se forma un quiste denominado quiste folicular.
Si, por el contrario, el quiste se forma tras la ovulación hablamos de quiste de cuerpo lúteo, que con frecuencia contiene sangre.
El hallazgo de un quiste en el ovario suele provocar inquietud en la mujer. En la mayoría de los casos, se trata de formaciones funcionales benignas, que van a desaparecer por sí solas; no obstante, la presencia de cualquier tipo de quiste o tumor debe ser bien valorada siempre por el especialista a fin de llegar a un diagnóstico correcto.
El quiste de ovario, también llamado masa anexial, nombre dado porque el conjunto formado por el ovario y la trompa se denomina “anejo”, es bastante frecuente y se detecta con una ecografía, por ejemplo, cuando se realiza una revisión rutinaria ginecológica.
Las masas anexiales que se presentan como un saco de líquido en el ovario y miden entre 3 y 10 centímetros, suelen ser benignas. Su forma es redonda u ovalada.
“El ovario tiene la capacidad de ser el origen de diferentes tumores, desde quistes derivados del funcionamiento de los folículos ováricos, tumores de células de su superficie o de su propio tejido, tumores hematológicos, hasta ser la diana de lesiones metastásicas de otros tumores, y pueden ser benignos o malignos”, explica el doctor Manuel Albi González, jefe del Departamento de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario La Luz de Madrid.
Los síntomas de los quistes de ovario
Con relación a los síntomas, se puede distinguir entre los asociados a lesiones malignas y benignas:
- En los tumores malignos, los síntomas más frecuentes son dolor abdominal o pélvico, aumento del tamaño abdominal o distensión, dificultad para comer y/o sensación de saciedad rápida.
- En las lesiones benignas, fiebre, escalofríos, dolor agudo y vómitos pueden indicar la existencia de un absceso tubo-ovárico, un embarazo ectópico o una torsión ovárica.
La presencia de dismenorrea aguda o crónica y dolor pélvico puede sugerir una endometriosis.
No existe una manera de prevenir los quistes de ovario, por eso es importante realizar exámenes ginecológicos periódicos, con ecografía pélvica, para detectar cualquier cambio en este órgano y diagnosticar este problema lo antes posible.
En ocasiones, pueden surgir complicaciones con los quistes ováricos, por ejemplo, que la masa anexial gire sobre si misma comprometiendo la irrigación del ovario, lo que se conoce como torsión ovárica. Esto provoca dolor pélvico y ocasionalmente fiebre, náuseas y vómitos.
También puede ocurrir que el quiste se rompa, cuanto más grande sea el quiste, más riesgo hay de rotura. Cuando esto sucede, se produce un dolor abdominal agudo, asociado a malestar general.
Ante el hallazgo de una masa anexial, el especialista deberá tener en cuenta varios factores:
“Situación de pre o post menopausia, sintomatología, características ecográficas y tamaño de la lesión. Es prioritario que la valoración ecográfica sea exhaustiva y realizada por profesionales con experiencia acreditada”, precisa el experto.
Por lo que respecta al impacto de las masas anexiales sobre la fertilidad, todo dependerá del origen y tipo de la lesión.
“Habrá algunas que no comprometerán la fertilidad, y otras, como los quistes endometriósicos, en los que es probable que la fertilidad se muestre alterada”, recalca el doctor.
Además, el jefe del Departamento de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario La Luz recuerda que “es prioritario un diagnóstico correcto” y que “la recomendación sería que todas las mujeres que deseen un embarazo acudan antes a una revisión ginecológica que incluya una valoración de su aparato genital interno mediante ecografía”.
“Cuando las lesiones son benignas, generalmente no alterarán el curso del embarazo. La torsión o la rotura de una masa anexial son posibles durante el embarazo, pero son realmente infrecuentes”, apunta el doctor Albi.
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EFE
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