Los accidentes fatales de tránsito se multiplican a diario. Cobran vidas de más y más dominicanos y, por vía de consecuencia, crece el duelo en las familias y saturan los servicios de emergencias y cuidados permanentes en los hospitales.

Esta situación se hace cada vez más común. Y hay días que hasta los servicios de las funerarias se complican.

De un tiempo a esta parte las estadísticas tienen a República Dominicana entre los países con mayores víctimas por esta causa.

La madrugada del miércoles un accidente de tránsito asaltó la atención de la opinión pública. Un vehículo pesado embistió a alta velocidad a una yipeta.

El accidente se produjo en las avenidas San Martín y Máximo Gómez, poco antes del amanecer. Además de los vehículos involucrados, hay un peatón y un ciclista con lesiones. Una víctima ya fue sepultada ayer, de las seis personas que resultaron lesionadas.

Mientras los planes de previsión de accidentes son escasos. En el accidente de marras hubo que movilizar, para el trabajo de asistencia, a 16 unidades de apoyo: tres de bomberos del Distrito Nacional, seis ambulancias de la Dirección de Servicios de Atención a Emergencias Extrahospitalarias, cuatro de la Policía y tres de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett).

A estos desenlaces fatales hay otros eslabones, que se unen a la cadena. El accidente del que nos ocupamos debe llamarnos a la reflexión.

Queda claro que no habrá solución vial eficaz ante estos imprevistos fatales mientras no se tomen las previsiones necesarias. Entre las que se cuentan muchos planes y leyes que duermen el sueño eterno en el Congreso Nacional. Las autoridades del área tienen que actuar.

No hay tiempo que esperar ante la fábrica de accidentes en que se convierten a diario las calles y avenidas del país.