No evitaremos todos los abusos, más, podemos prevenirlo con mayor frecuencia conociendo algunas informaciones y señales que comparto a continuación.
Estar pendientes de los pequeños permanentemente, no dejarlos solos con otras personas y si es necesario, buscar herramientas para tratar de saber qué pasa en nuestra ausencia.
La comunicación adecuada con los hijos promoviendo la confianza y comprensión son vitales para mantener su seguridad. Enseñarlos a cuidarse y a poner límites con su cuerpo.
Siempre revisar los niños a cualquier edad buscando moretones, algo diferente en su cuerpo, revisando área genital con frecuencia, chequeando si está irritada o inflamada, si la ropa interior contiene manchas o rasgaduras.
Estar pendientes a cualquier edad si expresan miedo a quedarse solos con alguien en particular, si tienen ataques de ira, agresividad, conductas o vocabulario no acorde a su edad, si logró control de esfínteres y luego vuelve a orinarse o a no controlar la evacuación, volver a chupar su dedo.
Con los más grandecitos o adolescentes, chequear si disminuyen las calificaciones, tiene cambios en la higiene como bañarse más frecuente o no querer bañarse, si aparecen pesadillas o trastornos del sueño, se retrasen socialmente o familiarmente.
Los adolescentes a veces muestran síntomas de tristeza, gran ansiedad, depresión, hablan de suicidio o lo intentan, ausencias en la escuela, autoagresión, violencia o sobreprotección a sus hermanos menores. Recordar que el niño o adolescente no quiere contar del abuso por temor al abusador, porque pueden sentir culpa o piensan que no les creerán.