A un mes de la tragedia del Jet Set, el dolor sigue latiendo bajo los escombros

Santo Domingo.- Justamente hoy, 8 de mayo, se cumple un mes desde que República Dominicana despertó con la trágica noticia del colapso de la discoteca Jet Set, considerada la peor tragedia no natural en la historia reciente del país.
Los noticieros de radio y televisión transmitían una sola imagen poderosa: los rostros desconsolados de familiares en los alrededores, los rescatistas entregándolo todo entre los escombros y los ojos del mundo puestos sobre un país en duelo.
La madrugada del 8 de abril, el techo de concreto del icónico centro nocturno se desplomó durante una fiesta, dejando 233 personas muertas y189 heridas. Lo que prometía ser una noche de celebración, terminó convertida en un infierno de escombros, gritos y muerte.

El frente del lugar, alguna vez adornado con luces y carteles de artistas, hoy luce flores marchitas y fotografías que hacen del sitio un altar colectivo.
Son los rostros de quienes ya no están: madres, padres, hijos, amigos. Y también el de Rubby Pérez, “la voz más alta del merengue”, quien aquella noche era el artista principal y cuyo cuerpo fue recuperado días después.
Se estima que más de 150 niños quedaron huérfanos y que más de mil familias resultaron directa o indirectamente afectadas.
El dolor, antes concentrado en la avenida Independencia, se ha trasladado a los hogares de quienes siguen contando ausencias, y aprendiendo a vivir con las secuelas.

Jet Set: Tragedia en la discoteca Jet Set: 17 querellas y 35 demandas contra el propietario Antonio Espaillat
Pese a que las visitas al lugar han disminuido, las paredes que aún quedan en pie conservan las huellas de lo ocurrido. Detrás de ellas, el silencio reemplaza el bullicio, y la memoria colectiva guarda la escena del desastre: agua filtrándose del techo, lonas empapadas, advertencias ignoradas, y luego… el colapso total.
El video que lo mostró todo
Un registro impactante de esa noche fue mostrado por el programa de investigación El Informe con Alicia Ortega. Se trata de un video captado accidentalmente por una de las sobrevivientes, Patricia Ovalles, quien había llegado desde Nueva York solo un día antes para celebrar el cumpleaños de su amiga Milagros Guillén.
Con su celular, Patricia captó momentos felices junto a su grupo “Los Haineros Dorados”: abrazos, bailes, la llegada de Rubby Pérez al escenario. Pero también registró lo impensable: los minutos previos al derrumbe, las filtraciones de agua, y finalmente, el colapso a las 12:43 de la madrugada.
“¡Nos vamos a morir!”, se escucha en medio del caos, mientras la grabación continúa durante más de tres minutos tras el desplome. Patricia quedó atrapada bajo toneladas de concreto. Su cráneo estaba abierto, su pie atrapado bajo el cuerpo sin vida de su amiga Isabel. Y aun así, pidió que la rescataran a ella primero.
Durante casi siete horas golpeó los escombros con una piedra y luego con su anillo de matrimonio para ser escuchada. A través de una rendija, logró desbloquear su teléfono con la huella y llamó a su esposo en Nueva York: “Cuida de nuestro hijo. No sé si saldré de aquí”.
Lea también: Último adiós a Rubby Pérez en el Teatro Nacional
Finalmente fue rescatada con heridas graves, pero con vida. Hoy se recupera en su casa, convencida de que sobrevivir tiene un propósito. “Dios me dio otra oportunidad”, afirma entre lágrimas. “Perdí a muchas personas queridas, pero sé que tengo una misión. Esta es una nueva vida para mí”.
Cicatrices colectivas
El colapso del Jet Set no fue solo estructural, sino social. Dejó cicatrices profundas en familias, comunidades y en la memoria del país. Las autoridades han prometido investigaciones y sanciones, pero aún no hay claridad sobre los responsables del colapso.
Mientras tanto, los dominicanos siguen contando a sus muertos y aprendiendo a recordar con dolor, pero también con amor, a quienes partieron aquella noche en la que el techo se vino abajo y la música se apagó para siempre.
Etiquetas
Artículos Relacionados