A 4 meses del colapso del Jet Set, las lágrimas no se secan

La jueza Fátima Scarlette Veloz Suárez, titular del Décimo Juzgado de Instrucción del Distrito Nacional, impuso RD$50 millones, impedimento de salida y presentación periódica contra Antonio y Maribel Espaillat, como medida de coerción por el caso Jet Set.
Santo Domingo.- Han pasado cuatro meses desde la madrugada del 8 de abril, cuando el colapso del techo de la discoteca Jet Set convirtió una noche de celebración en una tragedia nacional.
El saldo fue de 236 personas muertas y más de 180 heridas. A pesar del tiempo transcurrido, el dolor no ha cedido y las heridas, tanto físicas como emocionales, siguen sin cerrar.
“No nos cansaremos de luchar”, reitera Isidro Pérez, uno de los rostros más activos en la búsqueda de justicia.
Familiares, amigos y sobrevivientes siguen visitando la “zona cero”: un espacio marcado por el silencio, la ausencia y las imágenes descoloridas de quienes ya no están.

El caso en la justicia
“El proceso judicial aún no ha dado sus frutos. Esperamos que, a medida que avance, responda de forma justa y humana a quienes hemos sido lastimados”, expresó Rosario, quien trabajaba junto a varias de las víctimas.
“Aquí todo es un proceso bastante largo y muchas veces la gente se siente decepcionada. Pero confiamos en que se haga justicia”, insistió.
Para Francisco, la ausencia se vuelve más real con cada amanecer.

“Lo extrañamos y siempre estaremos con él, con su familia y con todos los que fueron lastimados”, dijo en alusión a uno de los compañeros que perdió la vida aquella madrugada.
Isidro Pérez, habla de su preocupación por la lentitud del proceso judicial, especialmente tras la decisión de dejar en libertad al propietario del centro nocturno.
“Esperamos que verdaderamente la justicia reflexione en este caso. No estamos hablando de un hecho superficial, estamos hablando de cientos de vidas humanas. Esto no puede quedar impune”, subrayó.

Para Pérez, esta tragedia no debe caer en el olvido ni convertirse en una estadística más. Insiste en que debe servir como un llamado colectivo, una sacudida a la conciencia nacional.
“No nos cansaremos de luchar porque esto no solo involucra a las familias afectadas, sino a la nación entera. Las heridas emocionales son profundas y reales. Pedimos que el caso sea retomado, valorado y llevado nuevamente al estrado”, enfatizó.
Las impresiones de las víctimas aún cuelgan en algunas paredes, desgastadas por el sol, la lluvia y el paso de los días. Las fotos de los fallecidos se van borrando lentamente, como si el tiempo intentara silenciarlas. Pero sus familias no lo permiten.
“Han sido 4 meses de dolor. No pasa un segundo sin que lo recuerde”, se escuchó decir a una madre con los ojos llenos de lágrimas, frente a la imagen de su hijo.