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80 años de la victoria contra el Fascismo: legado del Ejército Rojo

Stalin Martínez Por Stalin Martínez
Stalin Martínez

“Toda una vida no será suficiente para agradecer lo que hizo el Ejército Rojo por la libertad”. Ernest Hemingway

Se cumplen 80 años del Día de la Victoria del Ejército Rojo, comandado por Iósif Stalin, que puso fin a la amenaza fascista que asoló a Europa y al mundo. Una victoria que salvó a la humanidad del exterminio, el racismo institucionalizado y la barbarie.

El 9 de mayo de 1945, tras años de guerra brutal, la Alemania nazi firmaba su rendición ante la Unión Soviética. Berlín había caído. El fascismo, derrotado. El Ejército Rojo fue la fuerza decisiva.

El precio humano que pagó la URSS en la lucha contra el ejército nazi fue de 27 millones, entre civiles y militares. El 80 % de las bajas militares del Eje ocurrieron en combates contra la URSS en el frente oriental.

La Operación Barbarroja, lanzada en 1941, fue la mayor invasión militar desplegada en la historia: 3.8 millones de soldados, 3 mil tanques, 7 mil piezas de artillería y más de 2,700 aviones.

Esto evidencia que la mayoría del esfuerzo bélico se centró en la invasión al territorio soviético. Cuatro de cada cinco soldados alemanes cayeron frente al Ejército Rojo. Durante todo el transcurso de la guerra en el frente oriental se destruyeron más de 600 divisiones.

La batalla de Stalingrado fue uno de los momentos más decisivos, la derrota más aplastante del Tercer Reich, que inició la ofensiva hacia el oeste, la cual terminaría en Berlín en 1945.

Iósif Stalin fue el comandante supremo en la lucha contra el nazismo. Bajo su mando, la URSS no solo se defendió: liberó a Europa del yugo fascista. Eso no se borra. Eso se recuerda.

La URSS pagó el precio más alto de todos: más de 27 millones de vidas. Ciudades arrasadas. Generaciones enteras sacrificadas. Pero el pueblo soviético resistió, luchó y venció.

80 años después, esta victoria sigue siendo una advertencia. El fascismo no muere para siempre: se disfraza, se adapta, reaparece. Lo vemos en discursos de odio, nacionalismos extremos, revisionismo histórico y ataques a derechos básicos.

Las enseñanzas del 9 de mayo son claras: el fascismo no se apacigua, se enfrenta. No hay neutralidad ante el odio. La memoria histórica es un arma contra el olvido. La unidad de los pueblos puede derrotar al monstruo.

Hoy, que resurgen discursos autoritarios y se trivializa el nazismo, recordamos que hace 80 años el mundo fue salvado del abismo. Fue gracias a obreros, campesinos, soldados, partisanos y a un pueblo entero que dijo: ¡Ni un paso atrás!

El antifascismo no es del pasado. Es una lucha del presente y del futuro. Recordar el 9 de mayo es recordar que la humanidad solo avanza cuando se une contra el odio, la opresión y la tiranía.

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Stalin Martínez

Ingeniero Civil, activista social y político.

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