Santo Domingo.-“El cáncer camina a ser una enfermedad crónica”, sostiene el director médico del Instituto Dominicano de Oncología Doctor Heriberto Pieter.
Eso significa que no se cura, al igual que la hipertensión, la diabetes y la gente vive con ella, llevando tratamientos con medicamentos, asegura el oncólogo José Ramírez.
Destaca que las expectativa de control de la enfermedad en muchos casos ha variado, aunque existen mejores tratamientos, técnicas quirúrgicas y medicamentos.
El punto es, con este último renglón, que a pesar de su efectividad para combatir la enfermedad, su alto costo impide que mucha gente acceda a estos, por la falta de recursos económicos.
Lamenta que existan fármacos que pueden costar desde RD$150 mil a RD$200 mil para curar al paciente o salvarle la vida.
“A veces es hasta repugnante decirle a una persona que su vida vale hasta un millón de pesos, pero eso sucede en el cáncer”, dice.
El especialista resalta que a países como la República Dominicana les afectan dos aspectos que son: una buena parte de los pacientes llega con el cáncer en etapa avanzada y también el problema económico.
“Todavía hay muchos cánceres que si se pudieran conseguir en etapa temprana se controlarían sin grandes gastos”, expresa.
Sin embargo, según las estadísticas, más de la mitad de los pacientes con todos los tipos de esa enfermedad llegan en etapas que no son curable.
Este centro es el pionero en el país en tratar esos casos, maneja el 45 por ciento de los pacientes con cáncer a nivel nacional.
En los últimos diez años la asistencia de pacientes al Oncológico se mantiene estable y reciben un promedio entre 2 mil a 2 mil 500 pacientes anualmente, con nuevos cánceres.
Atribuye este comportamiento a que ahora el país cuenta con más alternativas en la región del Cibao, en la capital y el este, lo que significa que continuarán creciendo a un ritmo menor que diez años atrás.
Reitera que hay una buena parte de los tumores que no hay forma de cómo “detectarlos temprano”, y que si por el contrario se pudieran descubrir se pueden curar, pero una buena parte es imposible de detectarla temprano.
Cita entre los cánceres más frecuentes, sacando el de las mamas y la cérvix, el de colon (recto). “En nuestro país, que no ocurre así en países desarrollados, sería el cérvico uterino. Este, por ejemplo, en los Estados Unidos, es el octavo, aquí es el segundo”, dice.
Enfermedad de la pobreza
Ramírez afirma que el cáncer cérvico uterino es una enfermedad que ataca a las mujeres pobres, le puede dar a cualquiera, pero la mayoría de factores de su etiología tiene que ver con ese factor, por eso en países desarrollados ya no es un problema de salud pública. Aquí sigue siendo el segundo.
Este segmento poblacional carece de acceso a los servicios de salud, por la poca higiene, sostiene relaciones sexuales con múltiples parejas y básicamente tiene que ver con una infección del útero, que guarda relación ver virus del papiloma.
Señala que una de las ventajas que tiene para las féminas realizarse el Papanicolaou, es que detecta hasta cinco o seis años antes la enfermedad.
De acuerdo a un reporte de 2014, se realizaron 17 mil 705 muestras de papanicolaou, de las cuales 16 mil 303 fueron negativas, 897 con cambios displásicos leves y 18 casos sospechosos de cáncer.
Ese informe destaca que el cérvico uterino sigue siendo la segunda enfermedad más frecuente en la mujer, superado en su frecuencia por el de mama.
Según reporte del Registro Hospitalario de Tumores del Instituto de Oncología “Dr. Heriberto Pieter”, durante el año 2013 fueron diagnosticados 315 casos de cáncer cérvico uterino, de los cuales el 40 por ciento corresponde a mujeres de más de 50 años de edad.
La presidenta de La Liga Dominicana de Lucha Contra el Cáncer, Julia Guerra, lamentó que el país no cuenta con un registro de cáncer y por esa razón utilizan el del hospital.
“Llevamos unas estadísticas de todos los casos que nos llegan. Salud Pública nos pide siempre esos informes”, expresa.