La nutrición durante los primeros años de vida es un factor determinante para el desarrollo físico, intelectual y emocional de los niños. Este periodo, conocido como los “primeros 1000 días”, que abarca desde la concepción hasta los dos años de edad, es una ventana de oportunidad única e irrepetible para establecer las bases de una salud óptima a largo plazo.
4 nutrientes esenciales para una alimentación infantil saludable
1. Proteínas:
Las proteínas son esenciales para el crecimiento y desarrollo muscular, la reparación de tejidos, la producción de enzimas y hormonas, y el buen funcionamiento del sistema inmunitario. Se puede encontrar en:
- Productos lácteos: Leche, queso, yogur.
- Carnes magras: Pollo, pavo.
- Pescado.
- Huevos.
- Legumbres: Porotos, lentejas.
- Productos a base de soja: Tofu, leche de soja.
2. Hierro:
- Carnes rojas.
- Pescados y mariscos.
- Cereales fortificados con hierro.
- Espinacas y otras verduras de hoja verde.
- Legumbres.
Es recomendable combinar alimentos ricos en hierro con alimentos ricos en vitamina C (frutas cítricas, pimientos, fresas) para mejorar su absorción.
3. Calcio:
El calcio es fundamental para el desarrollo y mantenimiento de huesos y dientes fuertes. También juega un papel importante en la función nerviosa y muscular. Se puede encontrar en:
- Leche y productos lácteos.
- Bebidas fortificadas con calcio (leches vegetales, jugos).
- Verduras de hoja verde: Brócoli, kale. Tofu.
- Almendras.
4. Ácidos grasos Omega-3:
Los ácidos grasos Omega-3, especialmente el DHA (ácido docosahexaenoico), son principales para el desarrollo del cerebro, la función cognitiva y la salud visual, según el Instituto Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos. También contribuyen a reducir el riesgo de enfermedades inflamatorias.
- Fuentes: Pescados grasos: Salmón, atún, sardinas. Semillas de chía y lino. Nueces. Aceite de canola. Suplementos de aceite de pescado (consultar con el pediatra).
Es importante incluir fuentes de Omega-3 en la alimentación infantil desde temprana edad. Se pueden agregar a alimentos como yogures, barras de cereales o snacks.
Recomendaciones generales para una alimentación infantil saludable:
- Priorizar alimentos frescos y mínimamente procesados.
- Ofrecer una variedad de alimentos de todos los grupos alimenticios.
- Limitar el consumo de azúcares añadidos, grasas saturadas y alimentos procesados.
- Fomentar el consumo de frutas, verduras, legumbres y cereales integrales.
- Asegurar una adecuada hidratación con agua como bebida principal.
Es importante recordar que cada niño es diferente y tiene necesidades nutricionales específicas. Consultar con un pediatra o nutricionista infantil para recibir asesoramiento personalizado sobre la alimentación del niño.
Causa de la obesidad infantil
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y expertos en nutrición identifican dos factores principales detrás del incremento de la obesidad entre niños y adolescentes: una dieta inadecuada y la falta de actividad física.
En otro estudio, realizado en América Latina y el Caribe y publicado por UNICEF en 2023, se estimó que más de cuatro millones de niños menores de cinco años tienen sobrepeso, al igual que casi 50 millones de niños y adolescentes entre los cinco y 19 años. Este escenario representa un 8,6% de los menores de cinco años en la región afectados por el sobrepeso. Los alimentos ultraprocesados, ricos en grasas, sodio y azúcar, representan un 35% de la ingesta alimentaria en estos grupos, sobrepasando con creces el porcentaje recomendado de un 13%. Esta dieta mala en nutrientes, desequilibra la alimentación, que, en contraste, apenas llega al 22% de la cantidad recomendada de frutas y verduras.
Diez consejos de la American Heart Association pueden servir de guía para mejorar la alimentación infantil:
- Introducir ingredientes saludables en alimentos que les gustan a los niños.
- Involucrar a los niños en la preparación de sus comidas.
- No comprar alimentos no saludables para evitar tentaciones.
- Programar y respetar horarios de comidas.
- Tener a mano alimentos saludables para picar.
- Permitir que los niños dejen de comer cuando ya están satisfechos.
- Motivar a los niños para que “coman colores” diversos.
- Moderar el consumo de dulces, sin eliminarlos por completo.
- Evitar que los niños coman frente a la televisión.
- Ser un buen modelo, ya que el ejemplo de los padres es fundamental.
El objetivo es fomentar una conciencia familiar sobre las elecciones alimentarias y promover actividades físicas compartidas. Involucrar a los niños en estas tareas no solo puede mejorar su salud física, sino también su bienestar emocional y social. La calidad de la dieta y la actividad física son valiosos para prevenir la obesidad infantil y sus consecuencias a largo plazo.
Fuente. Infobae