110 personas asisten a Mediación Comunitaria

110 personas asisten a Mediación Comunitaria

110 personas asisten a Mediación Comunitaria

Alexis Rafael Peña.

En el año 2002, realizando la función de persona mediadora comunitario y director del Centro de Mediación Comunitario María Auxiliadora (CEMECOMA), un grupo como de 30 personas del sector La Ciénaga del Distrito Nacional, se presentó  a solicitar un diálogo con una familia de 5 miembros que poseían una vivienda en esa comunidad, casa que obstaculizaba acondicionar una calle y para un mejor acceso de los pobladores en sus vehículos y para los de a pie.

Para el equipo de mediadores comunitarios y la fiscalía barrial del sector, fue motivo de preocupación que un grupo de esa magnitud se presentará a las oficinas de mediación a convocar a un vecino que según ellos estaba renuente a desocupar parte de la calle para mejorar la vía a favor de sus pobladores.

Por suerte de esos 30 ciudadanos, quien suscribe que era a la vez, director del Centro y otros directivos presentes en el lugar, atinaron en acoger o admitir el caso para ser mediado.

Se fijó un sábado a las 9 de la mañana, para que por los menos dos mediadores pudiesen abordar el conflicto que por más de un mes persistía en la comunidad, en donde una ONG propiciaba el proyecto deseaba que se le buscara salida pacífica a la situación, sin tener que violar los derechos de esa familia y de ninguna persona.

Nunca se pensó que para esa mediación comunitaria, asistirán más de 100 personas, unos a favor y otros en contra de la ampliación de la calle. Unos apoyaban a la familia en su postura y otros, deseaban ampliar la calle para que vehículos tanto de ellos como de visitantes penetraran a su sector.

Tanto el fiscal como los mediadores que estábamos designados para el caso, estábamos nerviosos con tanta gente y sin un espacio adecuado para poder sostener no una mediación, sino una asamblea comunitaria para un diálogo de comunicación fluida y respetuosa.

La propuesta que surgió fue que ambos lados (familia y comunidad), designaran una comisión que tuviera el rol de exponer sus puntos de vistas (posiciones), necesidades, intereses y posibles vías de solución al conflicto planteado.

Estos acogieron las propuestas, se juntaron por separado y designaron sus representantes para la mediación comunitaria. Dieron sus nombres, existía para resaltar, una equidad en el género: mujeres y hombres. En la misma estaban el propietario de la casa, su hijo y 5 de sus vecinos.

Por la otra parte, estaban representantes de la Junta de Vecinos, de la ONG y vecinos amigos de ambos lados. Que compartían el juego de dominó, la Iglesia, el compadreo y las frías en el colmado.

Con ambas partes ya validadas por la comunidad, definimos la metodología de la mediación y diálogo. Las reglas de la mediación, sus características, sus posibles sesiones y el reglamento parlamentario que se utilizaría para que cada representante pudiera agotar un turno con la altura que se requiere para un diálogo constructivo, participativo y democrático.

Le confieso a los lectores de Conflictos y Mediaciones, todavía era la una de la tarde y estábamos en el segundo punto de los citados más arriba. En fin, tardamos más de 6 horas para describir el conflicto desde ambas partes. Llegamos al consenso de la necesidad de ir a otra sesión otro día y hora diferente. En la cual retomaríamos las propuestas que plantearan las partes en la segunda sesión o segundo encuentro comunitario.

 La segunda sesión era para que solo acudieran las partes que representarán ambos lados del conflicto, sin embargo, otra multitud de 80 personas estuvo al frente de las instalaciones del Centro de Mediación Comunitario (al lado del Destacamento de la Policía Nacional y la Fiscalía Comunitaria), en donde se mostraban que vigilaban a sus representantes, como si existiere alguna duda en torno a su comportamiento en la mediación y con las personas terceras imparciales con las que conversaban de manera amena y respetuosa.

Narro esa experiencia de 18 años atrás, para que las personas lectoras y las autoridades, pudiesen apoderarse de entidades y métodos alternos como estos, para solucionar conflictos en las comunidades y barrios del país, para promover la cultura de paz y convivencia pacífica en la ciudadanía que estos momentos se requiere.

El pasado 20 de agosto titulé mi columna “Mas recursos para un mayor acceso a Justicia” https://eldia.com.do/mas-recursos-para-un-mayor-acceso-a-justicia/, en donde que “Por iniciativa del exprocurador fiscal del Distrito Nacional y entonces provincia Santo Domingo, doctor Guillermo Moreno, promovió el acercamiento del ministerio público a la ciudadanía. Es así, que ese veterano profesional del derecho, abrió la primera fiscalía barrial en Ensanche Ozama”. Planteamiento el cual sostengo.

También dije que “Para agosto del 2000, se abrió la primera fiscalía comunitaria en el sector Mejoramiento Social titulada María Auxiliadora y a la vez, el primer Centro de Mediación Comunitario María Auxiliadora (CEMECOMA), en honor a la virgen María Auxiliadora y al arduo trabajo de la comunidad salesiana con la niñez, adolescencia, jóvenes y adultos. En donde el sacerdote Juan Linares realizó enormes esfuerzos y logros para el acceso a justicia de sectores vulnerables”.

Dado su importancia dije “Hoy a 21 años de su implementación, sus frutos y logros nos han indicado que el Estado debería fortalecerlas y expandirlas a  las 32 provincias del país; en donde la mediación y conciliación de conflictos sea su norte. Además, orientación legal y psicológica a las personas que solicitan sus servicios”.

Sugerí que el Ministerio Público (Procuraduría General de la República) asumiera “El rol de las fiscalías barriales, comunitarias y de los Centros de Mediación son ir en auxilio de las personas en conflictos mediables, conciliables y penales para evitar que a los mismos le violenten sus derechos fundamentales implementados en la Constitución del 2010”.

También resalté que desde “A la fecha, en el Distrito Nacional están instaladas 15 fiscalías barriales. Están en la Zona Colonial, María Auxiliadora, Gualey, Los Guandules, Capotillo (que también cubre lo sectores Simón Bolívar y Ensanche Luperón), Villas Agrícolas (que abarca La Zurza), Villa Juana, Villa Consuelo, Cristo Rey, Los Ríos, Los Girasoles, Ensanche Quisqueya, Ensache Naco, Carretera Sánchez y Ensanche La Paz”.



Alexis Rafael Peña Céspedes

Periodista, abogado y mediador certificado.

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