El proceso de desarrollo del presente año escolar, que inició en agosto pasado, se ve, en cierta forma, amenazado de manera temprana por acciones que ya anunció el gremio de los maestros.
En diversos foros se ha dicho una y otra vez que sin educación no hay desarrollo. Aunque se avanza hacia la excelencia educativa, no hay duda de que la educación pública, a través de las inversiones que se hacen en el sector, figura entre los servicios del Estado que cuentan con mayor aceptación por parte de la sociedad dominicana.
Esa conquista para la mejora de la calidad educativa, ante cualquier amenaza, necesita ser defendida.
Esa defensa tiene que hacerse en base al diálogo. Y para dialogar, de manera franca y abierta, se necesitan dos sectores: el Ministerio de Educación y el gremio que agrupa a los maestros.
Sin duda cada sector levantará la bandera de sus intereses y razones, pero sobre todo, no se puede perder de vista que el Ministerio de Educación representa los derechos e intereses del mayor sector del país, que agrupa a estudiantes, padres, madres y tutores de los niños y jóvenes que merecen tener un mejor futuro.
Todo lo que existe en esta etapa, cualquier diferencia o conflicto de intereses, está en un rango menor, sin desconocer, al mismo tiempo, que los maestros tienen derechos que deben ser también dialogados.
No es aconsejable levantar trincheras si una mesa de diálogo puede resultar más eficaz y productiva. Empecemos por ahí.