Hay posiciones encontradas en torno a las zonas francas de la frontera y el régimen fiscal en el que se amparan para operar y hacer su trabajo en una zona altamente deprimida.
Los alegatos encontrados podrían desatar, en los próximos días, más posiciones. Muchas condenando y otras ponderando la labor que ofrecen para el equilibrio económico en la zona y, sobre todo, para fomentar la confianza en otros inversionistas que, dependiendo del trato a las empresas instaladas, podrían animarse a traer capitales al país.
El presidente de la Confederación Nacional de Trabajadores Dominicanos (CNTD) ya advirtió sobre lo funesto que sería para el sector un cambio en el régimen fiscal que las rige; y plantea que una especie de efecto de dominó se produciría con la medida, primero ahuyentaría a los inversionistas, esto ocasionaría un daño inmediato a la economía de la zona; y por último, incidiría en un despido masivo, para lo cual el país no tendría respuesta, en lo inmediato.
Sobre todo porque se trata de un sistema de incentivo que ya está presente en una impresionante cantidad de provincias.
De manera que el tema, más que económico, tendría una alta incidencia en el aspecto social. En torno a este tema habrá que andarse con mucho cuidado, sin prisa, pero sin excesos.