"No es la Edad Media. No es la peste negra. No es como si la gente estuviera muriendo y no tuviéramos idea de qué los está matando y qué se puede hacer al respecto", dice Harari.
¿Qué tipo de sociedad surgirá de esta pandemia? ¿Los países estarán más unidos o más aislados? ¿Se utilizarán herramientas de vigilancia para proteger a los ciudadanos u oprimirlos?
Las elecciones que estamos tomando para combatir el covid-19 darán forma a nuestro mundo en los años venideros, advierte el historiador israelí Yuval Noah Harari, autor de «Sapiens: una breve historia de la humanidad».
En una entrevista con el programa Newshour de la BBC, el exitoso escritor reflexionó sobre los desafíos que tenemos ante nosotros.
«La crisis nos obliga a tomar decisiones muy importantes y tomarlas rápidamente. Pero tenemos opciones».
«Crisis política»
«Quizás las dos opciones más importantes [sean] si enfrentamos esta crisis a través del aislamiento nacionalista o si la enfrentamos a través de la cooperación internacional y la solidaridad«, consideró.
«En segundo lugar, a nivel de cada país, [las opciones son] que tratemos de superarlo mediante el control y vigilancia totalitarios y centralizados, o mediante la solidaridad social y el empoderamiento de los ciudadanos», añadió.
La pandemia de coronavirus ha generado preguntas que son tanto científicas como políticas, subrayó Harari.
Pero si bien hemos abordado algunos de los desafíos científicos, hemos pensado menos en cómo respondemos a los retos políticos.
«La humanidad tiene todo lo que necesita para contener y vencer esta epidemia», aseguró.
«No es la Edad Media. No es la peste negra. No es como si la gente estuviera muriendo y no tuviéramos niidea de qué los está matando y qué se puede hacer al respecto».
Los científicos chinos ya han identificado y secuenciado el virus SARS-CoV-2 en el corazón del brote. Muchas otras naciones han estado llevando a cabo investigaciones similares.
Aunque el covid-19 no tiene cura, los investigadores han avanzado en la búsqueda de una vacuna utilizando la última tecnología médica y la innovación.
Y sabemos que algunas acciones, como el lavado de manos y el distanciamiento social, pueden ayudar a protegernos del virus y evitar que se propague.
«Entendemos completamente a qué nos enfrentamos y tenemos la tecnología, tenemos el poder económico para vencer esto», defendió Harari.
«La pregunta es: ¿cómo usamos estos poderes? Y esta es principalmente una pregunta política».
Tecnología peligrosa
En el contexto de una emergencia, los procesos históricos se adelantan rápidamente y las decisiones que normalmente costarían años de deliberación se toman de la noche a la mañana, advirtió Harari en un artículo publicado en el periódico The Financial Times el 20 de marzo.
Las tecnologías de vigilancia que se están produciendo a una velocidad vertiginosa se pueden poner en práctica sin un desarrollo adecuado o debate público, puntualiza el escritor.
En las manos equivocadas, apunta Harari, pueden ser utilizadas por los gobiernos para «instituir regímenes de vigilancia total que recopilen datos sobre todos y luego tomen decisiones de manera opaca».
En Israel, por ejemplo, el gobierno ha aumentado el poder de los servicios secretos -no solo el de las autoridades de salud-, para acceder a datos como la ubicación de las personas.
Esto también se ha puesto a prueba en Corea del Sur, aunque Harari cree que ahí se llevó a cabo con más transparencia.
En China, que tiene una de las operaciones de vigilancia más sofisticadas del mundo, el reconocimiento facial se ha utilizado para multar a los ciudadanos que se saltan la cuarentena.
Esto puede estar justificado a corto plazo, dijo Harari, pero a su juicio existen riesgos si estas medidas se vuelven permanentes.
«Estoy a favor de que los gobiernos tomen medidas fuertes y, a veces, radicales, tanto en términos de atención sanitaria como económicos. Pero, en primer lugar, debe hacerlo un gobierno que represente a todo el pueblo», consideró en declaraciones a la BBC.
«En tiempos normales, puedes gobernar un país con el apoyo de solo el 51% de la población. Pero en un momento como este, necesitas representar y cuidar de todos de manera efectiva», señaló.
Aislamiento vs. cooperación
En los últimos años, los gobiernos que cabalgan sobre la ola del nacionalismo y el populismo han dividido a las sociedades en dos campos hostiles y han elevado el odio hacia los extranjeros y las naciones foráneas, señaló Harari.
Pero crisis global sanitaria ha demostrado que las pandemias no discriminan entre grupos sociales o países.
Debemos elegir si tomar el camino de la desunión o la cooperación al enfrentar las adversidades, destacó el historiador.
Varios países han tratado de gestionar la crisis por su cuenta, requiriendo infraestructura médica y suministros de empresas privadas.
Estados Unidos ha sido particularmente criticado por supuestamente socavar los intentos de otros países para obtener máscaras, productos químicos y respiradores.
Se teme que las vacunas producidas en los laboratorios de los países ricos no lleguen a las naciones en desarrollo y pobres en cantidades suficientes.
Y, sin embargo, dadas las posibilidades de cooperación hoy en día, las lecciones aprendidas por un grupo de científicos chinos por la mañana pueden salvar una vida en Teherán, Irán, por la noche, incidió Harari.
Es «mucho más racional» fortalecer la cooperación global, fomentando el intercambio de conocimientos y promoviendo la distribución justa de recursos humanos y materiales entre todos los países afectados por la enfermedad.
«En realidad, tendríamos que echar la vista atrás hasta la Edad de Piedra, para encontrar la última vez que las personas pudieron defenderse completamente de las epidemias a través del aislamiento», dijo.
«Incluso en la Edad Media, las epidemias se extendieron, como fue el caso de la peste negra en el siglo XIV. Por lo que volver a un sistema medieval no nos protegerá».
¿Puede cambiar nuestra naturaleza social?
Sean cuales sean los resultados de nuestras elecciones, el reconocido historiador cree que seguiremos siendo «animales sociales».
El virus «está explotando la mejor parte de la naturaleza humana», es decir, nuestro instinto de sentir compasión y de estar cerca de quienes se enferman, consideró.
«El virus aprovecha eso para infectarnos. Y ahora tenemos que mantener este aislamiento social y ser inteligentes y actuar con la cabeza, y no solo con el corazón«, insta.
«Pero es muy difícil para nosotros, como animales sociales. Creo que cuando termine la crisis, las personas sentirán aún más la necesidad de establecer vínculos sociales. No creo que cambie fundamentalmente la naturaleza humana».