El país vive un período especial. Nunca antes en la historia se habían decretado medidas como las que hoy se han impuesto para contener la expansión de una enfermedad provocada por un virus.

Los dominicanos han iniciado este período especial con más curiosidad que convicción.
Corresponde, por tanto, a cada persona que ejerce influencia sobre otros hacer uso de la misma para convencerlo de la necesidad de que acoja el llamado a permanecer en sus hogares, en una especie de aislamiento y que quienes, por obligación, deban salir lo hagan tomando todas las previsiones recomendadas.

El coronavirus Covid-19 no camina solo.

Se transmite de humano a humano, por tanto observar el pedimento de permanecer en aislamiento representa la mayor contribución que los ciudadanos podamos darle a combatir la expansión del virus.

Todo el que ejerce liderazgo tiene la obligación moral de poner al servicio ese don para preservar la salud de los suyos y de quienes le siguen.

No son momentos de sacarle provecho a las circunstancias, sino de crear las condiciones para que salgamos airosos en esta batalla que libra la humanidad.

Muchas de las medidas adoptadas tendrán efectos dolorosos, pero más doloroso sería perder la guerra contra la expansión del nuevo coronavirus Covid-19.

Podemos salir fortalecidos de este momento difícil si todos hacemos lo que nos corresponde y lo hacemos por amor a los demás.

Este momento lo que se pide es quedarse en la casa. Cumplamos con ese deber en un momento especial como este.