¿Y los alcoholímetros?

¿Y los alcoholímetros?

¿Y los alcoholímetros?

¿Adónde habrán ido a parar los alcoholímetros que costaron 180 mil dólares en marzo de 2007 y que hasta ahora no han servido para nada?

Recordarán los amigos lectores que en la fecha señalada más arriba el Gobierno de turno compró 1,200 de esos aparatos con los cuales se pensó frenar a los choferes y motociclistas para que no manejaran en estado de embriaguez.

La intención era buena, sin duda alguna. Pero obviamente no se le dio seguimiento, y como sucede con las cosas del Estado, que no les duelen a nadie, el uso de los alcoholímetros no se puso en práctica y los aparaticos no se sabe adónde han ido a parar.

En aquellos días el asunto fue tema de chistes y burlas. Sin embargo, la cosa no era para dejarse pasar así como así. Por lo menos, debemos aprovechar la lección aprendida para que en el futuro no se repitan acciones tan absurdas, precipitadas y costosas para la nación.

Como el ejemplo de los alcoholímetros hay muchos más en la administración pública, sin que se apliquen sanciones a los responsables de tales dispendios.

Haciendo galas de nuestro enfermizo optimismo, confiamos en que el día menos pensado estas situaciones dejarán de ser un patrón de conducta entre nosotros. Ojalá sea pronto.



El Día

Periódico independiente.

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