Bloomberg.-Westinghouse Electric Co., otrora sinónimo del poderío industrial de Estados Unidos, apostó su futuro en la energía nuclear, y perdió.
Ahora filial del coloso tecnológico japonés Toshiba Corp., Westinghouse declaró la quiebra, mencionando hasta US$10,000 millones en deuda.
La medida marca el final de una era problemática, que comenzó en 1999, cuando la compañía abandonó sus otros negocios para centrarse en los reactores.
Desde entonces, el avance de la energía nuclear se ha frustrado debido al costo de construir reactores en comunidades que a menudo se oponen a ellos y los costos menguantes de tecnologías que compiten con ella.
“Hicieron una gran apuesta en esta alucinación de un renacimiento nuclear”, dijo Peter A. Bradford, exmiembro de la Comisión Reguladora Nuclear y ahora docente en la Escuela de Derecho de Vermont.
“Toshiba parecía creer que todas las plantas nucleares en verdad se iban a construir. La energía nuclear en el último round fue un desastre financiero, y lo es también en este”.
En una vida anterior, Westinghouse, con sede en Cranberry Township, suburbio de Pittsburgh, era una empresa innovadora a la altura de lo que son actualmente Microsoft Corp. y Apple Inc. George Westinghouse, inventor prolífico y rival de Thomas Edison, fundó la compañía en 1886. Sus avances tecnológicos incluyeron frenos neumáticos para ferrocarriles y la corriente alterna, que comercializó la electricidad y electrificó el mundo.
Primer reactor
Westinghouse suministró el primer reactor comercial de agua a presión del mundo hace más de medio siglo en Pennsylvania.
En la actualidad hay más de 430 centrales nucleares en todo el mundo, la mitad de ellos basados en la tecnología de Westinghouse.
Westinghouse intentó muchas estrategias para mantenerse vigente a medida que cambiaban los tiempos. Como General Electric Co., su rival de antaño, la empresa se diversificó. En la década de 1980, ofreció servicios financieros, sufriendo grandes pérdidas. Westinghouse entró en la radiodifusión cuando compró CBS en 1995 y tomó su nombre dos años más tarde.
Pero nunca pudo consolidarse. Como CBS, la compañía comenzó a licenciar la marca de Westinghouse a fabricantes de productos que iban desde hornos de microondas hasta paneles solares.
Cuando CBS se vendió a sí misma a Viacom Inc. en 2000, quedaba poco de Westinghouse, salvo el negocio nuclear.
¿Revolución energética?
Hace unos diez años, Westinghouse propuso un enfoque que esperaba revolucionaría la energía nuclear: un diseño modular simplificado que podría venderse a más de una decena de empresas de generación eléctrica a un costo menor. Tenía el nombre poco memorizable de AP1000.
“Se suponía que AP1000 inauguraría una nueva era de reactores con un diseño genérico que se podía vender o licenciar “, dijo Mykel Schneider, consultor de energía nuclear en París.
“Lo que hicieron fue trasladar los problemas de la fábrica al sitio de construcción, donde uno lidia con una mano de obra que no ha construido reactores en décadas. Y utilizaron estimaciones de costos y construcción extremadamente optimistas”.
Toshiba compró Westinghouse por US$5,400 millones en 2006. La empresa preveía una edad de oro para la energía nuclear en Estados Unidos, el Reino Unido y China.
En cambio, el gas natural se abarató y el desastre nuclear de 2011 en Fukushima, Japón, aumentó la hostilidad del público hacia la energía nuclear.