El Partido Revolucionario Moderno ha defendido su propuesta del voto obligatorio como una forma de evitar la compra de la conciencia de los sufragantes.
¿Pero qué quita que el voto sea comprado? Es decir, que la gente venda su inclinación hacia determinado candidato, sin ofertar su cédula.
Muchos expertos se han opuesto a esa iniciativa porque quebrantaría la libertad que tiene cada ciudadano a acudir o no a las urnas, máxime cuando sienta ninguna motivación por las ofertas enarboladas por partidos que solo se preocupan por presentar iniciativas que no prenden entre los electores.
Eso del voto obligatorio debe ser bien analizado.