En República Dominicana el sufragio femenino fue un paso importante en lo que respecta a la igualdad de derechos de las mujeres que, aunque nos parece normal ahora esta práctica conllevó organización y represión para las dominicanas que lucharon por ese objetivo.
La pugna por el voto femenino fue extensa y universal. Llegó a Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Rusia, Reino Unido, Uruguay, Ecuador, México, Argentina y Brasil por mencionar algunos países, a pesar de chocar con sociedades pensadas en hombres y para los hombres, así lo registra la historia.
El derecho al sufragio de las mujeres fue una causa sostenida por feministas y hombres que provocó acontecimientos en los ámbitos económico, social, político y cultural, y evidenció la emancipación de la mujer por el reconocimiento de derechos y ser vista fuera del cuidado de la casa, los hijos y del cónyuge.
Las féminas con el tiempo pasan del voto femenino a la participación política. Ahora, muchas de ellas dentro de los partidos políticos enfrentan otra forma sutil de discriminación al optar por puestos electivos o de liderazgo de manera equitativa, transparente y participativa.
Para mantener la representatividad de la población de un país es necesario la participación de las mujeres porque promueven el desarrollo de políticas incluyentes y participación del talento femenino en las nuevas generaciones.
Es importante ampliar y fortalecer la participación de las mujeres en los espacios de poder, sin las mujeres la vida democrática es fallida. Nos toca transformar las estructuras sociales y culturales en las que coexisten la desigualdad y la discriminación hacia las mujeres. Reconocer sus derechos y valorar el papel de ellas en la sociedad permite avanzar a sociedades más equitativas y al desarrollo de un país.
*Milossis Liriano, licenciada en Comunicación Social
Máster en Comunicación Corporativa