Una de las principales conquistas políticas de la diáspora dominicana es la posibilidad de poder votar en el exterior.
La situación provocada en el mundo por el nuevo coronavirus Covid-19 ha puesto en peligro esta práctica que data de 2004.
Las autoridades dominicanas tienen la obligación de hacer todas las diligencias pertienentes para lograr que este año todos los dominicanos en el exterior que han sido empadronados puedan ejercer el sufragio.
Pero hay que evitar que la demagogia convierta las objeciones impuestas por los gobiernos de los territorios donde ordinariamente se implementa el voto del dominicano en el exterior se convierta en una vía para crearle una campaña negativa a la Junta Central Electoral.
Frente a la actual pandemia y las medidas adoptadas por cada país, la decisión final de implementación del voto dominicano en el exterior es potestad de los otros Estados.
Ya España respondió que la autorización dependerá de cómo evolucione la situación internamente, Estados Unidos (a través de la instancia válida que es el Departamento de Estado) deberá responder pronto, Canadá ha puesto objeciones que esperamos puedan ser superadas, lo mismo que otros países.
Con la cultura política de la trampa y la sospecha que caracteriza a los conglomerados políticos dominicanos, resulta difícil pensar en que se implemente el voto por correo, el voto adelantado o que simplemente se usen las embajadas o consulados como centros de votación en el exterior.
Ojalá que esta situación nos permita ver otras opciones para ejercer el voto, no solo en el exterior, sino en el territorio nacional.
