Urge que todos los sectores que componen la sociedad dominicana se integren en un solo propósito de recuperación. Por décadas hemos cedido espacio a los antivalores y la degeneración social.

Es apremiante que a cada individuo que le duela este país se empodere y empecemos a un tiempo a trabajar con los valores que nos conformaron como una sociedad robusta. De tiempo en tiempo, ha habido campanas enfocadas a resaltar desde los aspectos más simples, que han elevado el orgullo de lo nuestro. Esta vez debemos hacer algo más absoluto.

Empresas privadas, instituciones gubernamentales, organizaciones sin fines de lucro, iglesias y clubes sociales tienen que emprender una gran cruzada por la recuperación social y familiar, todos bajo un mismo criterio, como hacen los clúster económicos.

Recuerdo que en la década de los 80 empresas licoreras trabajaron sobre diferentes renglones sociales y laborales de la cotidianidad y aun hoy esas campañas conservan su estatus en la memoria de esa generación. Más tarde, en la década de los dos mil, la entonces primera dama trabajó una campaña sobre los valores.

Volver a esos valores que se han ido quedando dormidos en la sociedad requiere un trabajo bien pensado y programado. Tiene que ir de la mano con la educación escolar, universitaria y continua. Los sectores productivos se deben hacer parte fundamental, y no hablo de las grandes empresas. Hablo de las micro y pequeñas empresas que emplean a la mayoría de la población y muchas veces son saqueadas por sus mismos empleados por la falta de conciencia y compromiso.

Sé que no soy una voz en el desierto; muchos dominicanos están dispuestos a dar más y más.
¿Te animas?