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Volando más allá de las fronteras

El vuelo DM2002, que despegó el viernes 21 de noviembre a las 6:30 de la mañana desde el Aeropuerto Internacional Las Américas rumbo a Boston, no fue simplemente una operación más en el calendario aéreo.

Para quienes estuvimos allí, formando parte de la delegación de invitados, fue un momento que queda registrado como un símbolo poderoso: el de acercar aún más a esa diáspora dominicana trabajadora y orgullosa que late con fuerza en toda Nueva Inglaterra.

Arajet inauguró su sexta ruta hacia Estados Unidos en 2025, complementando su red actual hacia Miami, San Juan, New York, Chicago y Orlando, un paso más en su proceso de expansión, sí… pero también un recordatorio de lo que significa conectar historias, familias, sueños y oportunidades.

El acuerdo de cielos abiertos con Estados Unidos es uno de esos logros que sabemos que son importantes, pero cuyo impacto dimensionaremos plenamente a medida que más rutas nos unan con ciudades norteamericanas.

Detrás de cada vuelo hay dos razones fundamentales: la posibilidad de atraer más turismo, motor clave de nuestra economía, pero, sobre todo, la oportunidad de brindarle a los dominicanos en el exterior opciones más accesibles y cercanas, con ese calorcito humano que nos distingue y del que tanto habla su CEO y fundador, Víctor Pacheco Méndez, cada vez que anuncia una nueva ruta.

Todavía recuerdo, como si fuera ayer, cuando en septiembre de 2022, durante la Semana Dominicana en Guatemala, Arajet puso a volar a la delegación en un avión cero millas.

Estuve allí. En ese escenario, entrevisté a don Víctor y escuché una historia marcada por más de diez años de insistencia, pruebas y errores, puertas entreabiertas y otras tantas cerradas, ese encuentro me contagió de su determinación. Insistir, insistir y seguir insistiendo.

Yo, que escribo tanto sobre insistir, insistir y seguir insistiendo… sobre no renunciar a los deseos auténticos del corazón, a esas metas con propósito que nos llenan de alegría, encontré en su visión un ejemplo vivo de que los sueños sostenidos con trabajo y convicción eventualmente despegan.

Hoy, para Víctor, los inversionistas de Arajet y todo su equipo -administrativo y de vuelo-, cada nueva ruta es mucho más que una línea en el mapa, es la evidencia de que la visión, cuando se sostiene con disciplina, puede volar alto, una confirmación de que República Dominicana también puede crear, competir y liderar en el escenario aeronáutico regional.

Y mientras el vuelo DM2002 aterrizaba en Boston, pensé en todos los que esperaban al otro lado: familias reencontrándose y trabajadores que sostienen hogares a kilómetros de distancia, dominicanos que jamás han dejado de sentirse parte de esta tierra.

Porque al final, volar no sólo es mover aviones, la realidad es que mueve emociones, pertenencia y oportunidades. Este hito merece celebrarse porque cada conexión aérea que nos acerca al mundo también nos acerca más entre nosotros. Y como dicen en Arajet, con un grito que ya los identifica: #VamoArriba.

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