Voces indígenas en el español contemporáneo

Voces indígenas en el español contemporáneo

Voces indígenas  en el español contemporáneo

Emilia Pereyra

Lamentablemente los “conquistadores” diezmaron a la población indígena encontrada en nuestra isla, tras el descubrimiento que cambió el curso de la historia, pero su huella vive en la cultura dominicana y en el español contemporáneo.opinion 39
Cientos de palabras usadas constantemente en nuestro país y otras naciones forman parte del acervo lingüístico de los taínos y caribes, que poblaban estos territorios y otras islas cercanas.

Muchas palabras del taíno, vinculado estrechamente con las lenguas arahuacas de las costas sudamericanas del Caribe, han dado origen a una parte significativa de los dominicanismos usados hoy, como son batea, batey, bohío, canoa y hamaca, la cama india en la que tuvieron que aprender a dormir los conquistadores españoles.

Con el vocablo tiburón, los taínos designaban a ese fiero y enorme pez, que sigue causando terror. Al respecto, el padre Las Casas escribió: “Hay en la mar, y entran también en los ríos, unos peces de hechura de cazones, o al menos todo el cuerpo, la cabeza bota, y la boca en el derecho de la barriga, con muchos dientes, que los indios liaman tiburones”.

Huracán, voz usada con mucha frecuencia en esta región del Caribe, es de origen taíno. Se refiere, según explica Fernández de Oviedo, al “grandísimo viento e grandísima y excesiva lluvia o todo junto o cualquiera cosa de estas dos por sí”.
La macana, arma utilizada por los policías, era empleada por los taínos para defenderse.

Está descrita como un largo garrote de madera en el libro “Voces del bohío, vocabulario de la cultura indígena”, de Rafael García Bidó, publicado por el Archivo General de la Nación.

Matum, nombre del famoso hotel de Santiago de los Caballeros, es una palabra indígena con la que el cacique Caramatex se refería a un manatí domesticado, de acuerdo a una anécdota recogida por Pedro Mártir de Anglería.

Entonces significaba noble y bizarro. Conuco, palabra ligada a nuestros campos, era empleada por nuestros primeros pobladores.

El cronista Gonzalo Fernández de Oviedo refiere que los indígenas se referían con ella a “la heredad de la yuca o de la labranza».
Enagua, vocablo usado con frecuencia en tiempos pasados, tiene su origen en el término nagua, que denominaba a una especie de falda de algodón con la que se cubrían las indias casadas.

La yuca, alimento básico en la dieta taína, se deriva de yucubia, raíz con la que los indo-antillanos elaboraban el pan conocido hasta estos días como cazabe, llamado por los antiguos pobladores de la región cazabi.

La guanábana, la fruta que aún consumimos en champolas, era conocida con ese mismo nombre por los indígenas. La champola es un dominicanismo registrado en varios diccionarios, y se refiere al batido hecho de guanábana y leche.

Los taínos llamaban penda al árbol maderable que se siembra constantemente en las jornadas de reforestación. Lo mismo sucede con el antiguo y útil guayacán.

Guacayarima era para los indios la cueva de la madre. En esta época, hay personas que llevan ese nombre. Guácara, parte de la denominación de una conocida discoteca que opera en una cueva ubicada en el Mirador del Sur, en Santo Domingo, era para los taínos un sitio sagrado ubicado en una caverna.

Con la palabra yagua, que ha llegado a nosotros, los indios se referían al elemento con que techaban los bohíos y que se usa en los campos.

Son indígenas nombres como Anacaona, Caobonabo, Guarocuya, Hatuey y Yohima. Lo mismo ocurre con denominaciones de lugares como Macoríx (Macorís), Higüey, Bávaro, Bayahíbe, Baoruco, Baitoa, Bahamas, Yuma, Sosúa, Tábara, Dajabón, Maguana y Quisqueia (Quisqueya), que significaba para los taínos tierra grande, sin igual.

La divinidad era llamada Attabeira por los aborígenes. Sugestivo nombre que en la actualidad llevan algunas personas, edificios, empresas y hasta publicaciones.

Como podemos ver, el repertorio lingüístico indígena era muy rico y pervive, pues forma parte de nuestro patrimonio cultural.



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