Vladimir Guerrero Jr. y Toronto: una historia que va más allá del negocio
Toronto ya no es solo una ciudad en el mapa de las Grandes Ligas. Es el hogar. Es el lugar donde Vladimir Guerrero Jr, que creció bajo el peso de un apellido legendario, se convirtió en un hombre. Y no solo en uno de los mejores peloteros de su generación, sino en un símbolo de lealtad y amor verdadero por la gente que lo rodea.
Con la tinta aún fresca en el contrato más grande en la historia de la franquicia, Guerrero Jr. no quiso hablar de cifras. No se perdió entre las palabras grandilocuentes del negocio del béisbol. Habló de lo que siempre ha sido más importante para él: la familia.
“Nunca he visto esta organización como una empresa. La veo como una familia”, dijo Vladdy en Boston, pocas horas antes de conectar tres imparables en una victoria por 2-1 sobre los Medias Rojas. “Han sido 10, 11 años aquí. Esta es mi casa. Mi equipo. Mi gente. Nunca quise irme”.
Lo ha dicho muchas veces, pero ahora, con su firma sellando un compromiso de por vida, esas palabras suenan diferentes. Más grandes. Más ciertas. Más definitivas.

Para él, quedarse en Toronto no fue una decisión difícil desde el punto de vista deportivo, ni siquiera financiero. Lo realmente difícil fue esa conversación que tuvo en el sofá de su casa. No con un agente. No con un directivo. Con su hija.
“Una de las cosas más duras fue cuando mi hija me preguntó: ‘Papá, ¿nos vamos a quedar en Toronto?’”, confesó. “En ese momento supe que no podía irme. Que no quería irme. Desde el principio, ella y toda mi familia querían quedarse aquí. Esa fue la señal”.
Los que conocen a Guerrero de cerca no se sorprenden. El manager John Schneider, quien lo ha acompañado desde sus días de adolescente en ligas menores, lo describe como un hombre con los brazos siempre abiertos. Uno que da sin hacer ruido. Que cuida a todos: jugadores, entrenadores, personal del clubhouse, amigos, hijos de amigos. Un líder silencioso que nunca deja de dar.
“Ha pasado de ser un buen jugador a ser un gran ser humano”, asegura Schneider. “No importa dónde esté, siempre se entrega por completo. Ama a esta ciudad y a su gente”.
En una liga donde muchas veces Toronto ha sido vista como una escala, una etapa intermedia, Guerrero ha cambiado la narrativa. No es un paso más en la carrera. Es el destino final. El lugar donde quiere dejar su legado, donde quiere ganar un anillo… y dárselo a su padre, quien jamás logró uno en su ilustre carrera. Luego, quizás, ir por uno más. Para él. Para la ciudad.
Home is Toronto.
— Toronto Blue Jays (@BlueJays) April 9, 2025
Home is Canada.
Home is Here.
Voiced by Vladimir Guerrero Jr. 🇨🇦❤️ pic.twitter.com/CwfhRrzlij
Y para los fanáticos, esto es mucho más que un contrato. Es una promesa. Es la sensación, rara y hermosa, de sentirse elegidos.
“Este es un equipo que a veces ha sentido que no es la primera opción para muchos jugadores”, dice Schneider. “Pero Guerrero no es así. Él eligió quedarse. Él eligió a Toronto”.
En un video que los Azulejos publicaron en redes sociales, Guerrero se inclina hacia la cámara como si fuera a compartir un secreto con cada aficionado, uno por uno.
“No me voy”, susurra.
Nunca quiso irse. Porque esta ciudad lo vio crecer. Porque esta gente lo aplaudió cuando se ponchaba, y lo ovacionó cuando volaba la pelota por encima de la cerca. Porque aquí están sus recuerdos. Porque aquí está su familia. Y porque aquí estás tú.
“Nos quedan muchos recuerdos por construir”, dijo Vladdy. “Y los construiremos juntos. Este siempre fue mi hogar. Y ahora, más que nunca, estoy en casa”.
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