ARCHIVO - En esta foto del 31 de marzo de 2014, el ex jugador de Grandes Ligas Vladimir Guerrero sonríe tras realizar el primer lanzamiento antes de un partido entre los Angelinos de Los Angeles y Marineros de Seattle en Anaheim, California. Se espera que Guerrero ingrese al Salón de la Fama cuando se anuncien los resultados de la votación este 24 de enero de 2018. (AP Foto/Jae C. Hong, archivo)
*Por David Schoenfield
Todo sobre Vladimir Guerrero era imposible. Quizás esa sea la razón por la que todos lo amaban.
Es un milagro menor que se haya escapado de su infancia empobrecida en la República Dominicana para llegar a las mayores. Es una maravilla que se haya convertido en uno de los mejores bateadores de su generación teniendo en cuenta su inclinación a hacerle swing a casi cualquier pitcheo. Tenía esas piernas largas que revolvían el suelo en pasos desgarbados y ese swing imperfecto y un brazo poderoso que en ocasiones utilizó con pobre juicio. En muchos sentidos, no había nada bonito sobre su juego. Pero hombre, sí que era hermoso.
Como escribió Joe Posnanski, «Vlad Guerrero era pasión de béisbol pura y concentrada a la vista de todos».
Guerrero llegará al Salón de la Fama en su segundo intento, luego de quedarse corto la temporada pasada al recibir el 71 por ciento de los votos. Hasta ahora ha recibido más del 94 por ciento de las boletas públicas. Para ser honesto, la hoja de vida de Guerrero al Salón de la Fama no es tan clara como podría sugerir ese porcentaje.
Él terminó con 449 jonrones y 2,590 hits, quedándose corto de marcas que se supone que sean automáticas a la inmortalidad. Su WAR de por vida de 59.3 no le da el pasaporte automático y ni siquiera fue el mejor para un jardinero derecho en esta boleta (Larry Walker tiene 72.6 y Gary Sheffield tiene 60.3). Su corrida de dominio solo se extendió por 10 temporadas, de 1998 a 2007. Fue un jugador terrible en postemporada, con apenas dos jonrones en 44 juegos. Rayos, Jeff Kent, un intermedista, tiene más remolcadas de por vida y apenas ha recibido el 12 por ciento de los votos.
Por supuesto, en ese pico de 10 años, Guerrero fue algo digno de contemplar, al batear .327/.394/.586 mientras promediaba 35 jonrones y 114 impulsadas. Luego de irse de los Expos a la agencia libre, ganó un premio de JMV con los Angelinos en su primera temporada ahí en 2004, al terminar con un punto de exclamación al batear .363 con 11 jonrones y 25 remolcadas del 1 de septiembre hasta el final de la temporada. Se quedó corto de una temporada 40/40 en 2002, bateó .300 (y usualmente mucho más) en cada año desde 1997 a 2008 y tuvo siete campañas en las que bateó por encima de .320 – solo otros ocho bateadores derechos desde la Segunda Guerra Mundial han hecho eso.
Sin embargo, los números solo dicen parcialmente la historia de Guerrero. Él fue como Kirby Puckett de la generación anterior o José Altuve ahora mismo, un jugador adorado por fanáticos de cada equipo, tanto por su excelencia como por su singularidad y estilo de juego. El hecho que eso ocurriera con Guerrero era algo inconcebible, dado que pasó la primera parte de su carrera en Montreal, cuando los Expos siempre nunca estuvieron en contienda por la postemporada y la única forma de verlo en acción era en videos de jugadas importantes. Mientras que los Angelinos llegaron a la postemporada en cinco ocasiones en sus seis temporadas ahí, a menudo los jugadores en los equipos de la Costa Oeste son pasados por alto. Tal vez ese fue el caso al principio de su carrera; no lo fue al final.
Cuando Guerrero venía a batear, no se cambiaba el canal o te levantabas para ir a la concesión. Nadie tenía un swing como él y pocos producían como él. Solo echen una mirada a estos dos jonrones para dejar tendido al rival – no se le podía lanzar porque podía batear cualquier lanzamiento.
En el libro de Jonah Keri de los Expos, «Up, Up and Away», él nos dice la historia de cuando Guerrero fue ascendido por primera vez a las mayores en 1996. El manager Felipe Alou reunió a sus entrenadores. «yo nunca me voy a olvidar de esa reunión mientras viva», dijo Jim Tracy, quien era coach de la banca de Alou. «Felipe citó a su personal a su oficina. Y con esa voz profunda de él, yo le escuché decir este mensaje: ‘Déjenlo quieto’. Eso fue lo que dijo. ‘Van a ocurrir errores. La pelota no le va a llegar al hombre del corte desde el comienzo. Su disciplina en el plato va a ser muy cruda en el mejor de los casos. Déjenlo. Quieto'».
Es asombroso que incluso él terminara con los Expos. El perfil de Dan Le Batard sobre Guerrero para ESPN The Magazine en 2002 comienza diciendo: «La superestrella más anónima en los deportes bebía de los charcos cuando era niño porque creció sin agua o electricidad en su casa. Entonces las cosas se pusieron mal. Un huracán se llevó el techo de la choza de su familia, dejando apenas un pequeño cuarto intacto en medio de la inundación, por lo que vivían siete miembros de la familia apiñados, compartiendo dos camas y cualquier cantidad de azúcar y leche que los helicópteros de rescate dejaran caer sobre ellos. Vladimir Guerrero recuerda ese desagradable olor y todas esas moscas. Dos décadas más tarde, todavía puede sentir el sabor del agua en aquellos charcos, y lleva ese sabor consigo a la caja de bateo cuando no siente que está dando la milla extra en el bateo».
Guerrero se salió de la escuela tras completar el quinto grado de elemental. Su familia necesitaba que él trabajara en los campos. Cuando tenía 16 años, se juntó con su hermano mayor Wilton para ir a un campo de entrenamiento de los Dodgers. Los Dodgers firmaron a Vlad con un contrato de contingencia de 30 días pero luego lo dejaron ir. Como detalla Keri, Vlad llegó a la facilidad sin zapatos y se lastimó el tendón de la corva, y los Dodgers no sabían que esperar de él. Vlad regresó a jugar béisbol por su lado. Algunos meses más tarde, los Expos lo descubrieron.
Supongo que cada miembro del Salón de la Fama tiene una historia única. La de Guerrero es una que nos habla de su lugar de origen y su talento especial. Me imagino que la concurrencia en el día de su exaltación a Cooperstown a finales de julio próximo estará llena de fanáticos de los Expos dada la proximidad de dicha localidad con Montreal, pero no solo serán los fanáticos de los Expos quienes celebren la exaltación de Guerrero. Seremos todos, ya que él era un jugador para todos nosotros.
*Tomado de ESPN