Con seguridad has escuchado o leído frases similares a: “El poder para crear un futuro mejor está contenido en el momento presente”, del escritor alemán Eckhart Tolle. ¿Te hace sentido esta enseñanza? Seguro que sí. ¿La pones en práctica a diario? Tal vez no.
Puede ser que no nos demos cuenta, pero la vida que construimos todos los días es la casa donde viviremos mañana. Y como Tolle también decía “creas un buen futuro, creando un buen presente” y para que se haga realidad no es suficiente con pedirlo al universo, debemos trabajar en ello, sin olvidarnos de disfrutar el tiempo presente.
En el andar, muchos olvidamos vivir el presente para construir un mejor mañana, asumiendo que tendremos luego tiempo para disfrutar lo que acumulamos. Mientras otros disfrutan tanto el presente que se olvidan que puede haber un mañana. Ambos extremos no son buenos.
Todos debemos de buscar un punto medio, un equilibrio y entender que se puede planificar el futuro al mismo tiempo que se disfruta el ahora. Ambos puntos son esenciales para un estilo de vida saludable, pues vivir en el presente no solo significa dejar de pensar en el pasado o el futuro, sino también aprender a disfrutar del aquí y ahora, ser plenamente conscientes, siendo agradecidos, flexibles y resilientes.
Un antiguo proverbio zen afirma: “Cuando camines, camina. Cuando comas, come”. A primera vista puede parecer que todos lo entendemos y hacemos, pero lo cierto es que no todos profundizamos en esta enseñanza que saca a relucir el principal problema que aqueja a muchas personas en la sociedad actual: la incapacidad para vivir en el presente.
No tenemos que hacer grandes inversiones de dinero y tiempo para disfrutar el presente y guardar pan para el futuro. Muchos creen que la buena vida es lo que acumulamos, sin embargo, el disfrute de las cosas sencillas puede ser muy gratificante.
Practica de manera indiscriminada el valor de las pequeñas cosas: reír, abrazar, disfrutar el panorama y conocer nuevas personas y aprender de ellas, por citar algunos ejemplos. Recuerda disfrutar el día, tal como venga, hasta el más mínimo detalle.