Acabo de terminar de ver en Netflix una serie documental titulada: “Vivir 100 años: los secretos de las zonas azules”. Y la verdad que me ha producido un gran impacto y me ha llevado a hacer cambios importantes en mi vida.
Nos narra la investigación realizada por un escritor en diferentes zonas del mundo que tienen un alto porcentaje de personas centenarias. ¿Por qué ahí sí y en otras zonas no?
Las respuestas son muchas, interesantes y variadas. Algunas realmente fáciles de implementar en nuestro día a día, otras no tanto.
Pero una de las que más me ha removido y hoy quiero compartir con ustedes es: tener un propósito de vida. Parece algo muy sencillo, que todos debemos tener, pero realmente cuando me pregunté cuál era el mío, no lograba definirlo en su sentido más real y completo.
Se trata de esa razón por la que nos levantamos todos los días y nos mueve, nos pone en funcionamiento. Ese motivo que nos da fuerzas cuando las necesitamos y nos hace bajar las revoluciones, si de esa forma seguimos hacia delante. Es como el corazón, el núcleo de nuestra existencia.
Nunca me lo había planteado así, siempre uno va tras una meta, luego otra, en un entorno, con unas personas, cambia, evoluciona… Pero no nos paramos a definir y establecer ese propósito de vida que real y efectivamente dé sentido a la misma.
Y no se trata de algo profundo e inalcanzable, todo lo contrario, puede ser la cosa más sencilla, lo importante es que real y efectivamente dé sentido a lo que somos, a lo que hacemos y hacia donde vamos.
Les dejo esta tarea, les recomiendo ver el documental porque les puede dar muchas respuestas, reafirmar lo que están haciendo bien y motivarlos a mejorar para vivir sanos.