Vive, vive bien
A veces, las lecciones más poderosas llegan envueltas en despedidas y, aunque no lo creamos así, la manera en la que terminamos las cosas o decimos adiós es el sabor y olor que queda permanentemente impregnado en la mente de las personas, no importa que tan buenos hayamos sido o cuánto bien hayamos aportado… la última impresión es la que se queda tatuada a fuego en las mentes.
Hay una película que hacía tiempo no veía. Este fin de semana chocó conmigo: Me Before You, o como la conocemos Yo antes de ti, que muestra cómo la vida puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos.
Pero también deja la gran lección de que no son las cosas que nos pasan, sino cómo reaccionamos a ellas. Podemos quedar rumiando el dolor o lamentándonos por lo que nos sucedió, o podemos abrir los ojos, y aprender desde la aceptación y seguir adelante.
Al final de la película, la carta de Will Traynor a Louisa Clark no es sólo un adiós, sino un llamado a la vida: “Vive, vive bien”. Con ella, le entrega su amor y su deseo de que ella elija una existencia que la haga plena, más allá de las sombras del pasado y el miedo al futuro.
Este mensaje es poderoso en muchos sentidos, pues todos somos Louisa Clark. Nos acostumbramos a la rutina, cómodo y seguro, o instintivamente lo buscamos.
A veces, incluso nos autoboicoteamos, otras veces imponemos metas tan altas que, en lugar de lograr lo que queremos, lo apartamos del camino.
Vivir bien no significa necesariamente una vida sin obstáculos o dolor.
Significa hacer elecciones conscientes, sin caer en la trampa de la resignación ni en la presión de la perfección. Implica permitirnos explorar, fallar y aprender en el camino.
El desafío es encontrar el equilibrio: aspirar a más sin que la ambición nos consuma o el miedo al cambio nos paralice.
No se trata sólo de existir, sino de que el aroma que dejamos deje recuerdos agradables. Ahora, mi pregunta es simple: ¿estamos viviendo realmente? Si la respuesta es no, tal vez sea momento de empezar.
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