La Organización Mundial de la Salud (OMS) define violencia como el acto de ejercer fuerza o poder deliberadamente en forma de amenaza o haciéndolo efectivo, contra uno mismo, otra persona, un grupo o comunidad y que cause o tenga probabilidades de causar daño físico y/o psicológico, trastornos del desarrollo, privaciones o muerte.
La violencia intrafamiliar o doméstica es violencia ejercida en el núcleo familiar. Se refiere a actos violentos de un miembro de la familia a otro.
Va desde amenazas y hostigamiento hasta el empleo de la fuerza física. Comprende: la violencia de género, el maltrato infantil, violencia filioparental (violencia de hijos hacia padres), abuso a los ancianos, la violencia económica o patrimonial y la violencia hacia los animales. Existe un perfil de la persona que va a ejercer violencia intrafamiliar.
Ya que su objetivo es controlar y dominar, estas personas empiezan a encontrar mal las acciones de los demás miembros de la familia, a culpar a alguien de los errores que hasta ellos mismos cometen, se irritan constantemente por todo y nada, nunca se complacen.
La violencia intrafamiliar comienza muy sutil y va incrementándose en el paso del tiempo presentando unas características especiales.
Existe el ciclo de la violencia, en el cual se presentan etapas: acumulación de tensiones, explosión o agresión, arrepentimiento y luna de miel.
Terminada la última etapa, vuelve a la primera, haciéndose cada vez más frecuente este círculo vicioso hasta que detone en una situación sin retorno y a veces concluye en muerte de uno o varios miembros la familia.