Muchas veces no se es consciente que está presente la violencia dentro del núcleo familiar. La violencia intrafamiliar o doméstica incluye la violencia hacia la pareja, de padres a hijos y viceversa, hacia los animales o hacia cualquier miembro familiar que viva bajo el mismo techo.

Con relación a la violencia hacia los hijos, algunos padres entienden que para disciplinar adecuadamente deben hacerlo de manera férrea y nada más alejado de la verdad. Lo primero a tener en cuenta es la edad del hijo, no es igual a los 2 o 3 años que a edades más avanzadas o adolescentes. Un golpe o agresión física puede provocar desde daños corporales simples hasta daños irreparables.

Ningún acto violento es beneficioso para persona alguna. La violencia psíquica o física, provoca daños emocionales que afectan no solo el presente, también el futuro de los agredidos, afectando su autoestima, provocando trastornos psicológicos y exponiendo a conductas de riesgo, principalmente a los niños.

El ejecutor de la violencia puede estar frustrado por determinados motivos y descarga su frustración con algún o varios miembros de la familia, entiende que, a través de amenazas, insultos, humillaciones, descalificaciones o agresión física (son todos actos violentos), logrará el respeto de los miembros de la familia. Esto se logra con amor, paciencia, conciencia y voluntad.

Es probable que los hijos que viven violencia en sus hogares reproduzcan la violencia cuando formen los suyos. Sea un modelo adecuado para sus hijos y tenga una familia funcional.
Si identifica violencia doméstica, busque ayuda con tiempo.