La columna de hoy viene a propósito de conmemorarse el pasado 25 de noviembre, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que recuerda el sacrificio de las hermanas Mirabal.
La violencia es el uso intencional de la fuerza para lograr algún objetivo. A través de ellas se abusa del poder para dominar a alguien o imponer algo.
Violencia hacia la mujer según las Naciones Unidas es “todo acto de violencia de género que produzca daño físico, sexual y/o psicológico en una mujer, incluyendo las amenazas de tales actos, la coacción y la privación de libertad tanto en la vida pública como privada”.
La violencia contra la mujer puede ser ejercida por sus padres, parejas, amigos, jefes, autoridades y miembros de la sociedad en general.
En estos casos de violencia, la mujer puede ser sometida a uno o varios de estas situaciones: maltrato presión, abusos, intimidación, insultos, acoso, manipulación, sufrimiento y vejaciones. Cualquiera de éstas, puede provocar secuelas físicas, psicológicas y morales en ella.
Como consecuencia esta mujer presentará disminución en su autoestima, problemas de comunicación interpersonal, miedos, resentimientos, desconfianza y otros sentimientos negativos que le impiden un buen desenvolvimiento dentro de la sociedad.
No siempre la mujer o las personas a su alrededor detectan que están siendo violentadas. Por lo que, es importante buscar información sobre violencia en general y violencia hacia la mujer específicamente, y ante sospechas, conversarlo con alguien cercano que le pueda ayudar a clarificar si es un caso de violencia para actuar de inmediato, y antes que se produzcan males mayores.