El tránsito suele ser una radiografía de las sociedades y si asumimos esa máxima como real, entonces tenemos mucho de qué preocuparnos en República Dominicana.
En primer lugar, el tránsito en el país es caótico como consecuencia del incumplimiento de las normas e inconductas de muchos conductores.
También es poco cortes, pues difícilmente alguien le cede el paso al otro.
Y para agravar la situación, desde hace un tiempo se está mostrando en extremo agresivo y violento.
Un vehículo puede constituirse en un arma letal y hemos visto recientemente varios intentos de homicidios en el tránsito.
Esto al margen de que las muertes provocadas por imprudencias pueden ser calificadas como homicidio involuntario, hay casos que tienen que ser considerados en justicia como asesinatos o intentos de asesinatos.
La violencia arrastra violencia.
En un reciente caso divulgado por lo medios vemos cómo por un insignificante roce entre dos vehículos un exoficial reacciona sacando un arma y el otro conductor responde atropellándolo. Ahora el exoficial está luchando por sobrevivir.
Ejemplos como esos abundan, lo que confirma que estamos muy agresivos en el tránsito y que posiblemente sólo estamos viendo un reflejo del tipo de sociedad en la que nos estamos convirtiendo.