Santo Domingo.- Al mencionar la palabra madre, por lo general las personas imaginan una historia de amor en la que el vínculo no se desligará, recuerdan momentos tiernos a su lado, algunos la describen como el ser más completo, establecen similitud entre su amor y el de un ser superior, otros simplemente aseguran es su tesoro más valioso.
Pero, ¿Cuándo inicia este vínculo y cuánto influye en el comportamiento de los hijos?
Para psicóloga Virginia Pérez R. el vínculo materno inicia desde la concepción tanto a nivel emocional como celular, fortaleciéndose cada vez más en la evolución del embarazo.
A medida que pasen las semanas se proyectará qué tanto la madre deseaba ese embarazo, por lo que ella y su bebé protagonizan una unión muy especial que forma parte del proceso biológico natural. Este vínculo se va fortaleciendo con el nacimiento del bebé, la lactancia y con el cuidado en los primeros años de vida.
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Por tal razón, es preciso resaltar que durante esta etapa, el estado psicológico de la madre influye en el feto, tanto a nivel neurocomportamental (emociones, comportamientos o conductas) como en su desarrollo.
En caso de que la progenitora este emocionalmente afectada; ya sea que esté pasando por un momento depresivo, ansioso, tristeza, o simplemente no desee el embarazo; también se afectará significativamente la relación madre-bebé.
De su lado, la psicóloga perinatal Cinthia Ortiz, sostiene que el vínculo materno se fortalece durante el estado de gestación cuando la madre se siente responsable del cuidado de su alimentación y cuerpo, así como cuando le otorga un nombre al feto sin aún conocer su tipo de sexo.
Consecuencias de la falta del vínculo materno durante la primera infancia
“Cada vez que un padre o una madre se dirige a su hijo pequeño, éste recibe un estímulo y reacciona. Se forman conexiones cerebrales”. Dra. Pia Rebello Britto
Durante la primera infancia que, según la UNESCO es el período que va del nacimiento a los ocho años de edad, y constituye un momento único del crecimiento en que el cerebro se desarrolla notablemente; los niños reciben una mayor influencia de sus entornos y contextos.
Es durante esa etapa que aprenden a tener apego: sentimiento que se tiene hacia una persona o cosa. Al tiempo que, continúan fortaleciendo el vínculo que es la unión no material, que se establece entre personas.
En ese sentido, la psicóloga Pérez, establece que en caso de que carezcan del amor de su madre, estos infantes pueden presentar en un futuro dificultades para formar apegos, así como baja autoestima, inseguridad, falta de amor propio, irritabilidad, entre consecuencias psicológicas.
Tales como: problemas con su temperamento, un mal manejo del estrés, un bajo funcionamiento en su desarrollo cognitivo y del lenguaje, dificultades con su adaptación social; que irán de mediano a largo plazo.
“Es una tristeza, pues un niño que un día entró a la cocina y me dijo: ¡Ay tía me siento solo! Le dije pero, estás rodeados de amiguitos y él insistió. En ese momento comprendí; era la falta de sus padres”, relata Silvia Vizcaíno una de las cuidadoras del antiguo Orfanato Hogar Rosa de Sarón, en Los Alcarrizos.
“Llegué a la fundación en el 2000, cuidé alrededor 70 niños y algunos adolescentes; cuando las madres los visitaban parecían estar normales pero, en el fondo sabíamos que el afecto de su madre era imprescindible. Tenían bajo rendimiento de aprendizaje y por lo general estaban tristes o muy inquietos”, confiesa Juana Muñoz cocinera del orfanato.
La especialista Ortiz indica que otras de las consecuencias de la falta del vínculo materno durante la primera infancia se podrían manifestar en la forma de relacionarse con los compañeros de clase y en su aprendizaje.
“Mamás gallinas”
Los especialistas de la conducta humana aseguran que tanto la falta del vínculo materno como la sobre protección, podrían generar consecuencias negativas en el desarrollo neurocomportamental de los descendientes.
Pérez indica que, las “mamás gallinas” son aquellas madres que sobre protegen a sus hijos por miedo a que a estos les pueda suceder algo. Es como si los tuviera siempre bajo sus alas, protegiéndolos de todo y de todos. No les permite enfrentarse a los retos, obstáculos o complicaciones que pueda tener la vida.
“Crean en sus hijos una relación de dependencia con ellas. Cuando son mayores, continúan ligados a ellas y esto dificulta su relación de pareja (en caso de que la tenga)”, manifiesta la también terapeuta sexual y de pareja Virginia Pérez.
Consecuencias en la adultez
La psicóloga Virginia Pérez R. sostiene que, los niños adsorben el 20% de lo que los padres dicen y el 80% de lo que hacen, donde el niño/a va fortaleciendo su personalidad; por lo que la relación entre padres e hijos tiene cierta cuota de responsabilidad en algunos flagelos sociales como femenicidio, drogadicción, prostitución y violencia callejera.
De modo que las madres son parte esencial en el desarrollo de todo ser humano.