Dublín.- La viceprimera ministra irlandesa anunció este martes su dimisión, plegándose a la exigencia de la oposición para no tumbar al gobierno de Leo Varadkar justo cuando en Bruselas se dirime el futuro de la frontera con el Úlster.
La dimisión de Frances Fitzgerald se produjo a escasas horas de que el Parlamento, en el que el gobierno Varadkar no cuenta mayoría, votase una moción de censura por la relación de Fitzgerald con un escándalo policial.
«Creo que es necesario tomar esta decisión para evitar unas elecciones generales no deseadas, y potencialmente desestabilizadoras, en este momento histórico crucial», explicó en un comunicado esta política de 67 años.
La caída del gobierno hubiera supuesto la convocatoria de unas elecciones anticipadas en torno a Navidad. «A lo largo de mi carrera siempre busqué actuar con integridad y responsabilidad, y por eso he decidido, en esta ocasión, poner el interés nacional por encima de mi reputación personal», añadió Fitzgerald, que ocupaba además la cartera de Empresas e Innovación.
La moción de censura fue presentada por el partido Fianna Fáil, gran rival histórico del partido Fine Gael de Varadkar, pese a ser ambos de centro-derecha.
Sin llegar a sumarse al gobierno, el partido de la oposición aceptó que Varadkar gobernara en minoría y le concede desde 2016 estabilidad parlamentaria.
El Fianna Fail acusaba a Fitzgerald de haber estado al tanto de una campaña para desacreditar a un policía que destapó un escándalo en el cuerpo.
Varadkar dijo que no pensaba ofrecer la cabeza de Fitzgerald, aunque aceptó su dimisión, y en los últimos días se había reunido a diario con su rival Micheal Martin, líder del Fianna Fáil, para suavizar posiciones.
«Tratamos de hallar un compromiso que permita al gobierno seguir con el trabajo importante que nos espera», dijo Varadkar.
Sin embargo, la aparición de nuevos documentos sobre el papel de la viceprimera ministra en el escándalo obstaculizaban una salida pactada.
«Nuestra posición no ha cambiado, tiene que irse», había reiterado el portavoz de Justicia del partido opositor, Jim O’Callaghan.
La crisis coincide con las negociaciones de salida del Reino Unido de la Unión Europea. Uno de los tres temas principales en las negociaciones es el futuro de la frontera entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la propia Irlanda.
El tema estará en lo alto de la agenda de la cumbre europea del 15 de diciembre. Dublín no quiere ver como vuelven los puestos fronterizos que eran parte del paisaje de los años de plomo del conflicto norirlandés, y que podrían dañar la economía de la isla de Irlanda.
Para que los puestos no volvieran, Irlanda del Norte debería continuar, a diferencia del resto del Reino Unido, en la unión aduanera y el mercado único europeo, algo difícil de digerir para Londres.