Vernos en el espejo de Chile

Vernos en el espejo de Chile

Vernos en el espejo de Chile

José Miguel de la Rosa

Los dominicanos estamos muy confiados en que la población difícilmente reaccione a modo de protesta para exigir sus derechos cuando están siendo violentados, o cuando la carga que se le impone es muy pesada.

Hay que tener cuidado con no despertar a un gigante dormido, creyendo que se puede hacer cualquier cosa a su alrededor porque no va a darse cuenta o se mantendrá siempre tranquilo. Debemos vernos en el espejo de los chilenos, que al no soportar más las cargas que se les obligaba a llevar sobre sus hombros, se resistieron a seguir cargando pesado, y ya conocemos los resultados.

En República Dominicana también tenemos cargas que no queremos llevar, pero que nos tienen obligados a hacerlo. Una de esas cargas se la han puesto a los ciudadanos las administradoras de fondos de pensiones y las de riesgo de salud, que manejando un alto volumen de recursos pertenecientes a los trabajadores se comportan como si estuvieran haciendo un favor a las personas.

Ya he dicho en varias ocasiones que si los trabajadores contáramos con la posibilidad de retirar nuestro dinero de los fondos de pensiones lo haríamos con mucho gusto, sin pensar en que mañana nos quedaremos sin una pensión de retiro.

Y parece que a muchos les importa poco una pensión proveniente de sus ahorros, por lo que ya conocemos al respecto, que es el insignificante monto que ya reciben los que les ha tocado retirarse, recibiendo un monto que no les alcanza ni para pagar el agua.

Lo mismo con el importantísimo seguro de salud, con lo que no podemos vivir por el riesgo que significa ir a un centro de salud cualquiera donde nos dejan morir si no lo tenemos.

El punto es que no existe la manera de que un trabajador evada el pago de su seguro, porque es automático el descuento, sin embargo, las aseguradoras cubren los procedimientos médicos que menos costoso les resulte, la cobertura de medicamentos es limitada, porque solo alcanza para los más baratos, y antes de enfermarse hay que asegurarse de que el centro de salud y el médico al que va a acudir estén dentro del catálogo de la aseguradora que le corresponde.

Hasta ahora estos dos sectores están muy bien, porque la inquietud de la gente no ha pasado de quejas y algunos casos que han tenido que ventilarse en los tribunales por la negación de cobertura en algunos servicios.

Pero ¿están tan confiados en que nunca llegará el momento en que los oprimidos se cansen de ser abusados y exijan cambiar ese modelo que poco orgullo les provoca?

Estamos a la espera de que se apruebe y se ejecuten las modificaciones a la Ley 87-01 de la Seguridad Social sometidas al Congreso Nacional por el Poder Ejecutivo el pasado 28 de febrero, apenas a un día de haberlo anunciado el presidente Danilo Medina en su rendición de cuentas de este año.

Esos cambios serán importantes y necesarios siempre y cuando los contribuyentes así lo sientan como una diminución de sus cargas. Al igual que yo, quizá hay muchos dominicanos que necesitamos que un experto nos explique el porqué la “tacañería” y mezquindad de las administradoras de fondos de pensiones y de las de riesgos de salud con sus afiliados, cuando ellas solo se encargan de administrar los recursos.

Claro está, no estoy pidiendo que hagan con el dinero lo que sus dueños quieran, pero sí que los manejen con más sentido común, que se le dé la importancia que tiene la gente, que como propietaria de los fondos debería ser lo más importante en ese gran negocio que parece estar inclinado hacia un solo lado.

Ojalá que en la modificación la ley se incluya un capítulo que permita a los afiliados obtener por lo menos una parte de las ganancias que genera el dinero, para que puedan ser utilizados en algunas necesidades.



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