Ver para creer

Ver para creer

Ver para creer

Frederich E. Bergés

En uno de los pasajes más reconocidos de la biblia, Santo Tomás, el apóstol, se mostró incrédulo ante la resurrección de Cristo hasta que a los ocho días se le apareció y le invitó a meter su mano en la llaga de su costado.

De ahí nace la frase “ver para creer” como sinónimo de incrédulos que tenían que ver el resultado y no confiarse simplemente en la fe de que algo es cierto.

Esta breve explicación viene al caso del recién anunciado Pacto Eléctrico, acuerdo socio político consignado en la Ley 1-12 denominado Estrategia Nacional de Desarrollo, que debió concertarse, firmarse y ser puesto en ejecución hace años.

Sobre todo, porque en el tiempo, la clase política seducida por el populismo, complacencias a grupos e indiferencia hacia el futuro, han preferido prolongar cuantiosas pérdidas hasta convertir el sector eléctrico en el Talón de Aquiles de la economía dominicana en vez de enfrentar sus entuertos.

Pero resulta que se ha revelado que el documento aludido es el mismo que se consensuó en el 2017, hace ya 4 años, sin actualización ni variación, con lo cual no hay novedad en sí.

Hasta el propio presidente Luis Abinader ha señalado que el acuerdo no es perfecto y afirmó que entonces se habrá de avanzar en algunos otros temas administrativamente para lograr reducir el déficit financiero que alega es responsable de la mitad de la deuda pública.

En las condiciones actuales la clave de la solución del problema eléctrico reside en las denominadas Distribuidoras, donde ha faltado la voluntad política para cerrar la brecha en las enormes pérdidas que registran.

De la generación se ocupó el sector privado y la transmisión cuenta con muchas alternativas viables.

Si el Pacto Eléctrico es como se ha dicho, la ruta para conseguir la transparencia y eficiencia del sector eléctrico ya no habrá más razones para la continuidad del hoyo negro que representa en la economía dominicana. Ver para creer.



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