SANTO DOMINGO.- Dentro de las ventajas que ofrece el conocer las vedas que se establecen como estrategias de conservación de las especies, además de contribuir a su uso racional y sostenible, está el percatarse del peligro que en ocasiones provocan su consumo.
El mejor ejemplo de esas medidas son las advertencias hechas por las entidades que velan por el cuidado de los recursos costeros, como ocurre de julio a noviembre que se recomienda no ingerir los denominados peces picuas o barracudas, el medregal y las morenas.
De acuerdo con el biólogo Máximo Then, técnico del Departamento de Monitoreo del Vice ministerio de Recursos Costeros y Marinos, hay un conjunto de peces que no están protegidos a través de las vedas, pero se establecen períodos de advertencias para que no sean consumidas en algunos meses del año o en su defecto hacerlo con mucha discreción.
Esto obedece a que esos peces comen “dinoflagelado”, un microorganismo plantónico que entre sus nutrientes contienen cobre y producen una toxina que al ser consumida por los humanos se libera en el torrente sanguíneo y le provoca intoxicación por ciguatoxina.
“Eso se da regularmente con esos peces carnívoros porque va n resumiendo todo lo que se comen los pececitos pequeños y estos son los que capturan los dinoflagelados, añadió Then.
Amplíe otros detalles sobre las vedas en la sección de VIDA Y ESTILO de la edición de EL DIA, de este miércoles.