Vendí todo por un ‘sueño americano’ y terminé viviendo una pesadilla: la dominicana que hizo la “vuelta por México” junto a su hijo
Santo Domingo.- «No te vayas, quédate en tu país. El sueño americano existe, se pasa mucho trabajo», el desgarrador testimonio de una dominicana que hizo la «vuelta por México» junto a su hijo de 11 años.
Leandra Rojas es una madre soltera que vivía en el Distrito Nacional con su hijo de 11 años. Se dedicaba a la venta de productos de belleza, pero un día, cansada de la rutina y con la esperanza de un futuro mejor, decidió hacer el sacrificio de irse a los Estados Unidos.
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Emigró en 2023, con la ilusión de cambiar su vida.
Relata que, para poder realizar esa travesía, gastó más de medio millón de pesos. Vendió su casa, sus ajuares, y hasta tomó dinero prestado, con la esperanza de que al alcanzar el llamado «sueño americano», podría recuperar lo perdido.
«Veía a la gente que se iba, veía sus videos y fotos desde Estados Unidos, y se me metió en la cabeza irme también», comparte con una voz llena de nostalgia.
La travesía
A sus 47 años, el recorrido de Leandra comenzó en El Salvador, un país al que los dominicanos pueden ingresar sin visa.
Desde allí, caminó kilómetros a través de Guatemala, atravesó ríos y cerbas, hasta llegar a México, donde dice comenzó la pesadilla.
Visiblemente conmovida, Leandra narra que en el país azteca fue secuestrada y maltratada física y psicológicamente.
«Pensé lo peor, pensé que moriría», dice, con los ojos llorosos.
Al llegar a Estados Unidos
Una vez en Estados Unidos, relata que nunca tuvo trabajo fijo. Se vio obligada a vender en las calles, junto a su hijo, enfrentándose al frío y, en ocasiones, limpiando casas para sobrevivir.
Pasó tiempo en albergues y en casas de amigos y familiares, siempre de manera indefinida.
«Se pasa mucho trabajo. Y el que no tiene papeles, con este nuevo gobierno, es aún peor», dijo en el Programa El Mañanero.
Después de nueve meses en esa realidad tan dura, Leandra cayó en una profunda depresión. Se dio cuenta de que debía regresar.
«Mi situación es incómoda, estoy rodando con mi hijo, no tengo nada, estoy con una mano adelante y la otra atrás», explica, con la mirada perdida en el recuerdo de su lucha.
«No vale la pena arriesgar tu vida y la de tus hijos en un país donde no te sientes seguro», reflexiona la dama.
Dijo que cuando se enteró de las constantes deportaciones y de las políticas que envían a los niños a albergues cuando sus padres son deportados, tomó la difícil decisión de regresar antes de ser forzada a dejar a su hijo solo.
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