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Singapur endurece penas contra el vapeo: cárcel, latigazos y rehabilitación obligatoria

Con la entrada en vigencia de las nuevas medidas, el vape para a ser considerado como una droga controlada

El vaper es la nueva adicción silenciosa de jóvenes y adultos. Imagen de Lindsay Fox en Pixabay
📷 El vaper es la nueva adicción silenciosa de jóvenes y adultos. Imagen de Lindsay Fox en Pixabay

Bangkok. – Las penas contra la venta y el uso de vapeadores son desde este lunes más duras en Singapur, que castigará con hasta 20 años de cárcel y un máximo de 15 golpes de vara a proveedores de dispositivos de este tipo que contengan etomidato (sustancia con efecto anestésico), y someterá a rehabilitación a consumidores.

“Mantenemos una postura de tolerancia cero con el vapeo”, reza el inicio de la nueva política contra los vapeadores del Gobierno de Singapur, que prohíbe los cigarrillos electrónicos desde 2018 y aplica severas leyes contra las drogas.

Con efecto el 1 de septiembre de 2025, el etomidato y sus análogos pasan a ser considerados “drogas controladas” y, conforme a la Ley de Uso Indebido de Drogas de la isla, quienes posean, usen, compren o distribuyan vapeadores que contengan estas sustancias enfrentarán sanciones más severas.

Vapear en Singapur conlleva desde hoy terapia de rehabilitación obligatoria de entre tres meses y un año, así como multas de hasta 2.000 dólares singapurenses (alrededor de 1.330,5 euros o 1.558,65 dólares estadounidenses), en función de si el cigarrillo electrónico contiene etomidato y de la reincidencia del consumidor.

El mayor castigo recogido en la nueva regulación es el que enfrentan importadores, vendedores y distribuidores de vapeadores con etomidato- hasta 20 años de prisión y 15 azotes con vara.

Más laxos con extranjeros

Ser extranjero, independientemente de si turista o residente, rebaja el castigo por usar estos dispositivos, considerados “una amenaza para la salud pública” por la ciudad-Estado asiática, que adelantó el endurecimiento de las medidas el pasado 28 de agosto.

Se les requisará el vapeador a los no autóctonos que infrinjan la norma por primera vez, mientras que los reincidentes foráneos se arriesgan a penalizaciones como la prohibición de volver a entrar a Singapur, la revocación de su visado e incluso ser deportado.

Con vistas a acabar con los vapeadores, el próspero país colocará contenedores para que los usuarios depositen sus cigarrillos electrónicos de manera voluntaria y eviten así medidas más coercitivas.

Hasta ahora, la isla penalizaba con un máximo de dos años de prisión el vapeo, y los castigos corporales quedaban reservados a personas arrestadas por importar, vender o distribuir etomidato, definido como anestésico general de acción corta por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).

La propia UNODC alertó el pasado marzo de la expansión en Europa del Este y en el Sudeste Asiático de la venta de esta sustancia con fines médicos. Dejar de vapear Singapur ha diseñado además un programa de ayuda para dejar de vapear, el 'QuitVape Programme', que consiste en una fase de intervención de 28 días, acompañada de seguimiento para la gestión de recaídas, mediante consultas en línea o en farmacias y apoyo diario por SMS.

Con las nuevas medidas, la ciudad-Estado se pone a la vanguardia contra el consumo de vapeadores, mientras aumentan las restricciones en otros países.

Desde junio, el Reino Unido prohíbe la venta y el suministro de vapeadores desechables, una medida con la que las autoridades sanitarias buscan reducir el acceso de los jóvenes al vapeo, así como los residuos que generan estos dispositivos.

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EFE

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