En la Catedral de La Vega, el domingo 10 de mayo de 2020, la Diócesis de La Vega celebró con entusiasmo, alegría y recogimiento, el 5° aniversario de la Ordenación Episcopal y toma de posesión, de su obispo diocesano, monseñor Héctor Rafael Rodríguez Rodríguez, MSC.
La Diócesis de La Vega tiene la particularidad de que fue una de la tres primeras Diócesis de América, junto a Santo Domingo y Puerto Rico, creadas por el Papa Julio II, el 8 de Agosto de 1511.
El obispo Pedro Suárez Dessa fue el primer obispo llegado a esta isla, llamada en ese tiempo Española.
El Papa Pio XII, cinco siglos después, restableció la Diócesis de La Vega, nombrando obispo en 1954 al religioso capuchino español mons. Francisco Panal Ramírez, OFMCap; el Papa Pablo VI nombró obispo a mons. Juan Antonio Flores Santana, en 1966; el Papa San Juan Pablo II en 1992 a mons. Antonio Camilo González y el Papa Francisco a monseñor Héctor Rafael Rodríguez R. MSC el 23 de febrero de 2015.
La celebración Eucarística del V Aniversario tuvo lugar en la Catedral de la Inmaculada Concepción, presidida por mons. Héctor Rafael Rodríguez Rodríguez, a las 8:00 am, y concelebrada por 8 presbíteros diocesanos y un servidor.
Cumpliendo las normas oficiales dictadas por el Gobierno para tiempo de emergencia, la celebración fue transmitida por las redes sociales de Facebook y le dieron seguimiento 44,875 personas; además de los medios tradicionales de comunicación: La Voz de María TV y Radio Santa María.
Esta celebración del V año de su ministerio Episcopal en la Diócesis de La Vega está sabiamente enmarcada en la realidad del dolor y el sufrimiento de un pueblo y un mundo, afligidos por los estragos de la situación de enfermedad y muerte provocados por la pandemia COVID-19.
Monseñor Rafael, sabiamente después de la primera visita pastoral, que duró un año, recorriendo todos las parroquias y contactando todas las comunidades y grupos, ha dirigido todos los días de los meses de abril y mayo por la televisión y radio un mensaje de aliento y orientación, fundamentado en la palabra de Dios, con palabras sencillas pero revestidas de sabiduría y generadoras de esperanza, que el pueblo y la nación están apreciando y agradeciendo.
Y esa labor pastoral de monseñor Rafael ha logrado el milagro de la semilla de mostaza. Mt 13,31.
La semilla de mostaza es considerada la más pequeña de todas las semillas. Pero a pesar de ser pequeña, está llena de vida, y al partirse nace un brote, capaz de romper el terreno, de salir a la luz del sol y crecer hasta llegar a ser “más alta que las demás hortalizas”: la debilidad es la fuerza y el partirse es su potencia.
El Consejo de Consultores, Consejo Económico y zonas pastorales se han fortalecido y dinamizado. Los diáconos permanentes han sido responsabilizados de distintas áreas de la pastoral de la Diócesis.
La vida religiosa se ha revitalizado de acuerdo a su espiritualidad y el dinamismo pastoral de sus fundadores.
Los medios de comunicación se han perfeccionado y potenciado para cumplir su cometido de anunciar el Reino de Dios y transmitir las celebraciones.
La pastoral juvenil, cáritas, vocaciones, catequistas y familia, los sacerdotes, diáconos, religiosas y consagradas, seminaristas, ministros laicos, movimientos apostólicos, responsables del medio ambiente, educadores, agradecen sentirse tenidos en cuenta y atendidos por el Buen Pastor Jesucristo, representado en su persona.
La vida contemplativa está presente y es debidamente apreciada, en el Monasterio Cisterciense Santa María del Evangelio, en Jarabacoa.
Las Hermanas Carmelitas en su Monasterio María Madre de la Iglesia en La Vega y las Hermanas Pobres de San Francisco y Santa Clara, en Santo Cerro.
Nos recuerdan y nos invitan a culminar la obra de Dios, en su reino, la gloria celestial.
*Por Antonio Camilo González
Obispo Emérito de La Vega