Cuando un boxeador o cualquier atleta de una disciplina x no pone en acción sus puntos fuertes, se le hace difícil vencer al rival, por lo que está irremediablemente perdido.

Si la victoria se hace más fácil con su golpe más potente, por qué no ponerlo en práctica desde que suena la campaña.

Quedé altamente sorprendido que un púgil como el dominicano Félix “El Mangú” Valera, con vasta experiencia y una excelente esquina, dejara de lanzar su recto de derecha, su arma mortal, ante el cubano Sullivan Barrera, el pasado sábado en el Madison.

En el mismo primer round, parecía que El Mangú, tras derribar a Barrera en este asalto, iba a mantener el ataque, sin embargo, se descuidó de tal manera que apenas faltando segundos lo sorprendieron y fue a parar a la lona.

De esa forma perdió la oportunidad de ganar por un 10-8, y dejó que el cubano tomara la iniciativa.

Otro punto que creía superado en los púgiles dominicanos fue la “payasería” que exhibió, sin saber que esos “shows” perjudican al máximo.

No hizo una mala pelea, pero si se hubiese concentrado en sus puntos fuertes, es posible que la historia fuese muy diferente.