Urgente cambio de rumbo

Urgente cambio de rumbo

Urgente cambio de rumbo

Días atrás, presencié un video que, en verdad, me tocó el alma. Un grupo musical, integrado por una docena o más de jóvenes, representó una coreografía memorable frente al estricto jurado del programa “American Got Talent”, el de mayor relevancia universal en la búsqueda de talentos artísticos.

A una muchacha de pelo amarillo y voz entrecortada, de piel clara y las facciones que caracterizan al mestizo criollo, le correspondió introducir al grupo ante aquellos personajes cuyo veredicto era determinante para su futuro.

Dijo de inmediato que todos sus integrantes “eran dominicanos”. “Aspiramos alcanzar grandes metas en el arte popular en Estados Unidos porque en este país es posible hacer realidad un sueño”.

Sus siguientes palabras fueron menos entusiastas. “Procedemos de un pequeño país donde ese concepto, el del “sueño americano”, no existe”.

No son sus expresiones exactas. Sí lo es el espíritu de cuanto dijo o quiso decir.
¿A qué sueño se refería esa joven emigrante? ¿Al de un país donde sus habitantes no poseen la convicción de que el logro de sus sueños de progreso es en realidad posible?

Cuando se revisan las noticias de nuestra cotidianidad, nos inunda un profundo desencanto. “El peso del pago de salarios y de la deuda sigue creciendo”. “En el primer cuatrimestre del año, 56 mil 853 millones se destinaron a pagar la remuneraciones de los funcionarios y 43 mil 279 millones a pagar deudas” (Suhelis Tejero Puntes, “Diario Libre”).

“En Nueva Caballona… el sistema cloacal colapsó”… “aquí hay muchas enfermedades que vienen por el agua estancada y el mal olor no nos deja ni comer” (Adalberto de la Rosa). “RD solo invierte el 0.3 % en investigación agrícola” (Amarilis Castro Jiménez). El rosario es interminable.

Se pagan millones en propaganda, pero no hay recursos para salir en auxilio de tantas personas abandonadas y desprotegidas.

No hay dinero para caminos vecinales ni carreteras adecuadas, ni para decenas de puentes colapsados. Resulta obligatorio recordar el destino de muchos de nuestros grandes hombres (Bosch, Peña Gómez, Manolo Tavárez, Francis Caamaño). Juan Pablo Duarte, fundador de nuestra nacionalidad, finalizó sus días de manera miserable luego de haberlo sacrificado todo. Hagamos memoria releyendo este pasaje de “El Cristo de la libertad”:
“Los días transcurren para el apóstol en medio de una tristeza agotadora.

El mal estado de salud lo obliga compartir el escasísimo pan que obtienen sus hermanas a costa de conmovedores sacrificios. Los achaques físicos y los eclipses que a veces oscurecen su inteligencia lo han convertido poco a poco, con dolor de su dignidad humillada, en una carga agobiante para los seres a quienes más desearía auxiliar en las estrecheces del extrañamiento prolongado”.

Se comprenden, entonces, las palabras de la joven artista cuyo equipo fue aplaudido hasta el delirio tanto por el jurado como por los miles de asistentes al programa.

La moraleja es que el país requiere con auténtica urgencia un cambio de dirección, de actitud, de propósitos. En definitiva, un cambio primordial de rumbo. Y hay que repetirlo hasta el cansancio: Es de nosotros que depende.



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