Bruselas.- El representante comercial de Estados Unidos Robert Lighthizer se reunía el sábado con sus colegas de la Unión Europea y Japón, luego de que el gobierno del presidente Donald Trump elevara los aranceles a las importaciones de acero y aluminio y que amenazan con desencadenar una guerra comercial mayor.
La UE quiere que Washington aclare si el bloque de 28 naciones estará exento del alza arancelaria, como ocurrirá con México y Canadá, en dos semanas más. Si no lo está, la UE amenazó con responder subiendo los impuestos a diversos productos estadounidenses, como crema de maní y jugo de naranja.
La comisaria de Comercio de la UE, Cecilia Malmstroem, se reunió en Bruselas con el ministro de Economía, Comercio e Industria de Japón, Hiroshige Seko antes de que Lighthizer llegara para sostener conversaciones tripartitas, así como para conversaciones bilaterales.
La reunión, que ya estaba prevista, cobró mayor importancia debido al anuncio de Trump de un arancel del 25% a las importaciones de acero y del 10% a las importaciones de aluminio.
Los principales socios comerciales y empresas de Estados Unidos advirtieron que la medida fiscal podría ser contraproducente, al desatar una guerra comercial y perjudicar más a sus aliados que a China, su objetivo principal.
El gobierno de Japón ha advertido que la medida podría perjudicar sus relaciones económicas con Estados Unidos. Antes de las conversaciones del sábado, Seko expresó también que «caer en el intercambio de medidas unilaterales no redundará en interés de ningún país», según la agencia de noticias Kyodo.
Aparentemente se refería a las amenazas de represalias de la UE. Trump argumenta que los aranceles buscan proteger los empleos en la industria siderúrgica estadounidense y la seguridad nacional de Estados Unidos.
Dijo que México y Canadá están exentos por ahora y que otros países podrían sumarse también a ese beneficio si pueden convencer a su gobierno de que sus exportaciones de acero y aluminio no amenazan a la industria estadounidense. La UE insiste en su compromiso de abrir el comercio mundial.
Malmstroem dijo que el verdadero problema es la sobreoferta de acero en los mercados globales y rechazó la afirmación de Trump de que los aranceles son necesarios para proteger la seguridad nacional estadounidense, especialmente cuando la mayoría de los países de la UE son miembros de la OTAN.