Todos tenemos vacíos que llenar, por lo menos la gran mayoría, ya que hay un grupo de personas que logran la verdadera excelencia: tener una vida plena.
Pero los más comunes de los mortales caminamos con vacíos que nos arrastran a una eterna sensación de insatisfacción.
Peor aún es cuando tratamos de llenarlos con exceso de aquellos que sí tenemos en abundancia. Ejemplo, vivir para trabajar y priorizar eso frente a todo lo demás.
Balance. Es la clave fácil de decir y más complicada de conseguir. Estamos en terreno confortable con aquellas facetas de nuestra vida en las que nos sentimos poderosos, que podemos dirigir y pasamos a terreno resbaladizo en aquellas que se nos escapan del control y tendemos a quitarles importancia o a dejarlas aparcadas.
Cuando la realidad es que necesitamos equilibrar las cosas para que esos vacíos no sean los que al final controlen nuestra existencia.
Y para lograrlo debemos dar un espacio real y efectivo a cada cosa, sin importar si es fácil o difícil, si es el momento o no, siempre buscar ese equilibrio y dejar de justificar las cosas en aras de una sola de las facetas.
Ahora, cuáles son aquellas que te van a llevar a una vida plena debes decidirlas tú, ponerlas en perspectiva y entender que debes tomar decisiones.
Al final se trata de eso, decidir cómo distribuir tu tiempo y tu energía en aquellas cosas que van a alejarte de ese estado en el que sientes que algo te falta, pero no sabes lo que es y, para no agobiarte, te aferras a lo que sí conoces y se convierte en algo que acaba gobernando tu vida y, a la larga, traerá también insatisfacción.
Equilibrio, balance, decisión y llegar a esa necesaria y ansiada vida plena.