Una Sociedad carente de seguridad jurídica

Una Sociedad carente de seguridad jurídica

Una Sociedad carente de seguridad jurídica

Los intereses sociales y económicos de los grupos de poder han hecho de esta sociedad,
llamada a brillar por la fuerza de trabajo y carácter emprendedor de su gente, una colectividad atada al subdesarrollo. Se conoce que la sociedad requiere de una reforma integral de la justicia penal así como de la justicia civil; pero estas reformas no se realizan porque los sectores dominantes se oponen, en razón de que entienden que afectarían sus intereses.

Es insólito que existan proyectos de reforma al código penal, código de procedimiento procesal penal y al código civil, desde el año 2010, y que el Congreso de la República no haya logrado sancionarlos. Esta situación habla de un estado de incertidumbre que revela inestabilidad institucional, y provoca, como consecuencia, falta de confianza en los inversionistas nacionales y extranjeros para efectuar actividades comerciales.

El desarrollo de la inversión depende, en efecto, de la capacidad del Estado para mostrar que cuenta con instituciones sólidas que garantizan los bienes invertidos, así como una política legislativa adecuada para regular las relaciones sociales, económicas y jurídicas que se producen en su esfera jurisdiccional.

No tiene justificación, por ejemplo, el hecho de que en el año 2010 se produjera una reforma constitucional que pariera la constitución vigente y que estableciera en su artículo 55, que la familia es el fundamento de la sociedad y el espacio básico para el desarrollo integral de las personas, y que el Congreso no haya desde entonces producido la ley que norme el régimen de bienes y los derechos y deberes entre los cónyuges, así como tampoco haya producido la ley que regule los derechos y deberes generados por la Unión Libre.

Esta actitud del congreso nos hunde en el subdesarrollo y nos denuncia como una sociedad
carente de instituciones sólidas para producir confianza y seguridad jurídicas, en razón de que aún la constitución no recibe la atención debida por los legisladores. Es como si aún retumbara la expresión de Winston Churchill, cuyo eco fue reproducido por Joaquín Balaguer al señalar que la constitución es un pedazo de papel.

*Por Ana Montero



El Día

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