Una situación tan compleja como preocupante

Desearía creer que asumo una actitud bien meditada y no superficialmente descriptiva si arribo a la conclusión de que vivimos momentos muy riesgosos para la paz y la convivencia civilizada en todas partes.
Porque, en honor a la verdad, como bien se dice, cuando se constatan los hechos y las situaciones fríamente parecen multiplicarse los riesgos eventuales que amenazan a la humanidad y la civilización en todas partes.
Me inclino ante la idea de que no son pocos quienes poseen la convicción de que, sólo en muy contadas ocasiones, la humanidad había transitado por un momento de tanta incertidumbre como el que se puede apreciar por todas partes.
Las razones resultan más que obvias y redundantes. La otra cara de la moneda es que la capacidad de destrucción material nunca anteriormente había accedido a los límites de todos conocidos, así como las contradicciones y diferencias abismales que afloran por todas partes.
Paralelo a este estado de cosas, cualquier observador aprecia por doquier un estado de cosas en capacidad de provocarnos un silencioso pero inequívoco desasosiego.
La convivencia, las maneras y formas que calificamos como civilizadas se han degradado a inquietantes expectativas que hacen temer que lo peor y lo más detestable pueden hacer acto de presencia en la vida de todos en cualquier instante o circunstancia.
Se puede resumir este estado de cosas manifestando que vivimos tiempos difíciles y complicados. Costumbres y actitudes propias de la convivencia civilizada han decaído de forma tan equivoca como lamentable.
Por doquier se aprecia ese relajamiento y un predominio creciente de cuanto degrada las más notables manifestaciones de la conducta en sociedad.
Paralelo a este lamentable estado de cosas, se incrementan los peores apetitos. Las costumbres se degradan, las virtudes se van a pique, la vida en sociedad se transforma de manera nebulosa y ambigua y los peores antivalores hacen acto de presencia por todas partes corrompiéndolo todo.
Este es el oscuro mundo que nos ha correspondido vivir, el de la degradación creciente y progresiva de las virtudes, las costumbres, la convivencia. La educación civilizada se ha degradado abriendo las puertas a los apetitos, la simulación, la hipocresía y la mentira.
La vida en sociedad ha sufrido una grave metamorfosis debido a lo cual se ha ido degradando de manera creciente. El mal asoma por todas partes, casi indetenible. La humanidad atraviesa por una situación a muchos niveles delicada y riesgosa. Vale decir que existe una furiosa lucha entre valores y antivalores y que, de acuerdo con sus resultados, intuiremos a qué atenernos…
Repaso los periódicos. “La tragedia abate a los vecinos del sector Naco con una muerte violenta” (Diario Libre). “La política sin pensamiento” (Listín Diario). “Código Penal volverá al Senado porque no enviaron artículos”.
Es cierto que en una suma de nuestra vida pública y privada hemos avanzado significativamente (Listín Diario). La pregunta que uno se hace es cuándo llegará el momento en que, como sociedad, nos pondremos plenamente al día.