Una simple propuesta

Una simple propuesta

Una simple propuesta

Rafael Chaljub Mejìa

El pasado domingo 12 asistí en Puerto Plata al acto de recordación al inolvidable camarada Guillermo González, al cumplirse 49 años de su desaparición bajo el gobierno balaguerista de los doce años.

Un acto muy bueno, un homenaje en el cual gente del puro pueblo, se congregó a rendirle tributo a uno de sus mártires. Pero los jóvenes eran muy pocos por más que se tratara de honrar a un jovencito que tenía apenas 24 años cuando lo mataron. Y es para preocuparse.

Hay muchos jóvenes conscientes, de conducta rectilínea, luchadores por la transformación y el cambio a profundidad de esta sociedad de privilegios, pero al mismo tiempo, capas cada vez más numerosas de la juventud van siendo ganadas por ideas, hábitos y tendencias que las alejan del papel que deben jugar los jóvenes en la construcción de un mejor país.

Y esto ha sido resultado de todo un trabajo de perversión moral, enajenación ideológica y cultural y promoción del culto al egoísmo, la riqueza fácil y la diversión hasta de las peores formas. Hacia cuáles referentes se trata de inclinar a los jóvenes, se deduce por las figuras que se le están pintando como ídolos. Por qué un exponente de la vulgaridad y la depravación es llevado a los más altos niveles de la fama y hasta se le invita a lanzar la primera bola en un estadio de las Grandes Ligas.

¿Cuáles son los personajes que se están presentando como símbolos del éxito y modelos a seguir? Con conocer los calificativos y apodos, el talante, la indumentaria y el lenguaje con que se manejan, basta.

Y como con lamentarse y llorar no es suficiente, sugiero que algún sector del campo progresista coloque el problema del trabajo en la juventud como prioridad, convoque a un equipo de hombres y mujeres versados en el tema y comience a organizar un evento grande, nacional, de jóvenes procedentes de militancias políticas diversas, más allá del mundo reducido de la izquierda, y en un momento oportuno, sea en el fragor del proceso electoral o después, con preparación meticulosa y suficiente, se realice un festival, congreso o algo semejante, donde el tema del trabajo en la juventud del presente, se discuta a profundidad en busca de conceptos y orientaciones que hasta ahora no ha sido posible elaborar.

La vieja generación de luchadores va entregando la antorcha, quienes deben recibirla necesitan estar preparados para impedir que se le apague en las manos.