El poeta libanés Khail Gibrán afirmó que “hay quienes dan con alegría y esa alegría es un premio”. Dar desinteresadamente constituye un acto de amor.
Y el amor es un fuego que, encendido primeramente en el angosto espacio de un corazón, despide errantes chispas que prenden en otro que tiene la capacidad de dar hasta lo sublime; lo que, en sí mismo, representa un galardón.