El escritor y crítico literario estadounidense Henry James señaló enfáticamente: “Llamo a la gente rica cuando son capaces de satisfacer las necesidades de su imaginación”.
Nunca debemos dejar ir de nuestras vidas el hambre y la sed de la imaginación, debido a que junto a ella también se marcharía ese proceso creativo interior y superior del alma que nos permite descifrar los sentimientos que generamos intrínsecamente con el fin de interpretar las representaciones percibidas por los sentidos.